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domingo, 27 de abril de 2014

LAS NUEVAS FRONTERAS EN EUROPA Y SUS DEFENSORES


Elisa Beni. Un juguete mediático y guardiana de fronteras

Acabo de borrar a Elisa Beni de mis amistades Face, no sin aclararle mis motivos. Es un procedimiento basado en la respuesta necesaria ante cualquier dislate observado, que ofenda la condición humana. El comportamiento de ayer, en "La Sexta Noche" condenando al juez Silva, fue bochornoso e indigno, demostrando que las personas le interesan menos que leyes vulneradas permanentemente desde el poder, y su extendida maquinaria político social.

La señora de su casa, confunde la judicatura con la sociedad, fruto de su matrimonio con el respetable juez Gómez Bermúdez, al que agrega un narcisismo exhibicionista, a menudo clamoroso, y que ayer desbarró por completo.

Hay muchos más como ella entre el llamado "progresismo" vernáculo. Gentes que consideran la televisión un trampolín desde el que promueven la autoglorificación, fugando de una vida neblinosa. El caso de Beni resume una combinación penosa de histeria, vagas ideas sociales y oportunismo. No es casual que en su Muro imprima las piernas cruzadas, sin sumarles ideas sociales ni valores culturales de peso real. En la víspera quedaron al descubierto ambas imposturas. Con su indigna manifestación omitiendo a las vítimas de Blesa, se solidarizó el extremo derecho del plató, encabezado por el felón Marhuenda. Aunque no faltaron concupiscencias en las márgenes de centro e izquierda. La Excepción resultó Antonio Miguel Carmona; un tibio socialista y parlamentario madrileño, a menudo conciliador, aunque sensibilizado por la estafa de Blesa desde las llamadas "Preferentes", y la audacia judicial de Silva destapando una olla podrida, tras meterlo en la carcel por unas horas.

Probablemente el señor Carmona persiga votos, pero este es el propósito ineludible de cualquier político llamando al portal de la clientela, habida y por haber. La posterior entrevista a la juez Manuela Carmena convalida la importancia de Silva en este proceso, del que el verdarero culpable permanece impune, y quien lo encerró paga la osadía mediante un juzgamiento abstruso, tan prepotente y canalla como el que le cargaron en su momento a Baltasar Garzón.

Vuelvo a la oscura Beni como ejemplo del oportunismo y la deformación, tanto cultural como política, de muchos "progresistas" españoles. El PSOE actual los representa muy bien, aunque también operan desde IU, sus colaterales poco diferenciadas, y la sucursal catalana de Iniciativa-Verds, pasturando individualmente en los medios de centro e izquierda. Sin duda alguna representan un amplio arco de la sociedad española. Al menos la que cuenta con un empleo razonable y ciertos privilegios.

Ello revela que Europa va, paso a paso, dibujando un nuevo mapa de fronteras entre ricos o acomodados, y pobres sin salud, empleo estable ni futuro.

Existe una alianza objetiva en España, entre los antes citados y la extrema derecha gobernante, política y mediática. Las elecciones al Parlamento Europeo comportan parte de ese circo, destinado a reforzar la maquinaria de una superestructura de clase, ante la extensión de la pobreza y sus inherentes peligros de emergencia social.

El plató español de la víspera en "La Sexta" refleja muy bien esa alianza entre los más oscuros "demócratas", naturalmente falsos, y las restantes gamas de gris que abarca el espectro.

Elisa Beni no tiene importancia en sí misma. Es insignificante como persona. Como mujer, una de tantas. Pero su viraje de anoche proyecta con exactitud vaivenes reaccionarios, propios de los tolerados miembros de la izquierda oficial, con voz y presencia en los medios. No todos son como ella. Hay gente valiente luchando contra la corriente, pese a la tácita censura oficial y oficiosa. Ente mis amigos de muro o Twitter, cito el ejemplo de Alicia Gutiérrez o el lúcido economista Juan Laborda (proscrito en la TV y el papel de los periódicos). Pero la mayoría -si así no fuera, al PP le resultaría imposible gobernar-, son opositores de sus majestades. Juguetes del viento radioactivo y la oleada espectral que asola el viejo Continente, retornándole, sin tunel del tiempo, al siglo XIX.

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