Poniatowska y el Borbón
Esta escritora mexicana acepta el premio que
le concede el Borbón, convalidando así la corrupción y la injusticia que
reinan en España. Lo que haya escrito durante años no salva su
impostura. A cualquier intelectual o
artista, por más que haya comprometido la pluma, el pincel o el ojo en
la realidad de su propio país, no le asiste el impune derecho de
traicionar los principios y las ideas en otro, en nombre de su vanidad,
ni de sus laboriosos años en el tajo. Desde el presente reportaje, Elena
Poniatowska denuncia penalidades de género en México. Pues bien,
millones de españoles sin distinción de sexo o edad, las están pasando canutas; en especial dos y medio de niños víctimas de la desnutrición, junto a cientos
de miles de familias, redondeando un paro o precariedad laboral que
supera con largueza los seis millones de almas, y cuerpos. El
"Cervantes" de hoy ampara la siniestra conducta de quienes lo otorgan,
procurando brindar una imagen falsa de lo que aquí cocina a diario el
rampante parafascismo oficial. El corrupto monarca y el ministro Wert
sonreirán gozosos luciendo placa de demócratas, cuando en realidad son
lo opuesto. Esa es la función de la ceremonia, el parné y sus aplausos
Cuando reciba el miserable trofeo que acoje su indignidad, la tan pequeña escritora borrará de su estadística la nuestra, junto a nuestros victimarios.
Sus tantos años no han conseguido volverla universal y comprometida con su tiempo. De ser así, no había celebración ni reportaje en "El País".
Justamente hoy, tan campante chapoteando en sus sucias páginas, el infame socio político del gobierno actual, Juan Luis Cebrián, capo mafioso de "PRISA", le rinde homenaje a García Márquez quien, de vivir, seguramente no aceptaría lo que la anciana dama acoge con tanto entusiasmo. Es como si el par de Rajoy y Juan Carlos I en México, Enrique Peña Nieto (amiguete de Cebrián, Washington y las multinacionales petroleras) le concediera otro.
El caso de Poniatowska, refleja el de los tantos escritores que envejecen mal, sumándose al de otros que el tiempo borró, y continuará borrando de las crónicas culturales ajustadas a derecho humano. Hablo de eso, y no de otra cosa.
Cuando reciba el miserable trofeo que acoje su indignidad, la tan pequeña escritora borrará de su estadística la nuestra, junto a nuestros victimarios.
Sus tantos años no han conseguido volverla universal y comprometida con su tiempo. De ser así, no había celebración ni reportaje en "El País".
Justamente hoy, tan campante chapoteando en sus sucias páginas, el infame socio político del gobierno actual, Juan Luis Cebrián, capo mafioso de "PRISA", le rinde homenaje a García Márquez quien, de vivir, seguramente no aceptaría lo que la anciana dama acoge con tanto entusiasmo. Es como si el par de Rajoy y Juan Carlos I en México, Enrique Peña Nieto (amiguete de Cebrián, Washington y las multinacionales petroleras) le concediera otro.
El caso de Poniatowska, refleja el de los tantos escritores que envejecen mal, sumándose al de otros que el tiempo borró, y continuará borrando de las crónicas culturales ajustadas a derecho humano. Hablo de eso, y no de otra cosa.
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