Desconocía
que la foto del Che con John Lennon fuese falsa. Igualmente, eran
compatibles con un mundo mejor que el compartido. Ambos fueron víctimas
del mismo odio asesino. Sus amigos comunes eran los jóvenes descontentos
con la sociedad legada por sus mayores, o la gente humilde, laboriosa y
generalmente explotada. El fake de alguien fue una expresión de deseos,
y amor por dos símbolos que viven hoy
en el corazón de millones de seres humanos. Por ello le resto cualquier
clase de perversidad. La idea de que guitarrearan me parece acorde con
aquellos valores a los que ambos, desde diferentes trincheras de
combate, entregaron sus vidas. El arte de Lennon y la intransigencia
revolucionaria del Che son madera de un mismo mástil. Las banderas que
penden del mismo flamean al unísono con mensajes de paz y justicia para
todos. El señor Héctor Nichea (amigo de muro) me anotició de este
asunto, lamentando desilusionarme. Y no lo hice en absoluto. La foto no
es sensacionalista ni estridente.
Es la que los fotógrafos del siglo XX no pudieron imprimir, aunque muchos lo hubieran deseado. También nos gustó verla, por eso la colgué ni bien la descubrí. Es cierta la discordancia de años que une ambas figuras. Conozco muy bien la Historia del siglo XX (sobre ella escribí varios libros bien documentados), y sin embargo no quise verla. El porqué radica en mi imaginario. Probablemente, los tantos que aprobaron y festejaron la foto padezcan ese deseo compulsivo de amar a estos personajes, en momentos tan inciertos para este mundo cada vez más injusto.
Este breve comentario subraya el incidente en cuestión, aunque admito públicamente haber cumplido mi obligación de aclararlo, sin que quedara en eso.
Es la que los fotógrafos del siglo XX no pudieron imprimir, aunque muchos lo hubieran deseado. También nos gustó verla, por eso la colgué ni bien la descubrí. Es cierta la discordancia de años que une ambas figuras. Conozco muy bien la Historia del siglo XX (sobre ella escribí varios libros bien documentados), y sin embargo no quise verla. El porqué radica en mi imaginario. Probablemente, los tantos que aprobaron y festejaron la foto padezcan ese deseo compulsivo de amar a estos personajes, en momentos tan inciertos para este mundo cada vez más injusto.
Este breve comentario subraya el incidente en cuestión, aunque admito públicamente haber cumplido mi obligación de aclararlo, sin que quedara en eso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario