El señor Manuel Lamela, consejero de Transportes de la Comunidad de Madrid no se rectifica de sus acusaciones contra quienes fueron absueltos en el juicio sobre las sedaciones a enfermos terminales en el Severo Ochoa. Para justificar tal actitud se remite al de algunos médicos que discrepan con la jueza.
La señora Rosa Díez acaba de negar que Catalunya sea una nación. Como buena pieza del nacionalismo español, señala que son fantasías.
Creo que su afirmación proyecta el imaginario de una ideología absolutista, propia del franquismo y el PP actual.
Perdidosa en el PSOE del 2000, su transformismo de derechas le condujo [con el pretexto de su credo antiterrorista a ultranza, y a diferencia de Bono o Rodríguez Ibarra] hasta una ruptura poco amistosa, tras la que, impulsada por su ambición divista, la ex baronesa política eligió ser cabeza de ratón. En el viaje la acompañan, entre otros, Fernando Savater y Álvaro Pombo.
Allá ellos.
Si algún tonto (que lo hay) se pregunta por qué causa Díez no ha ingresado en el PP, la respuesta le llega desde el reputado tamaño de su ego. El juego de la ambiciosa dama está cantado. Intenta aprovechar los votos bisagra que dieron parlamentarios a Ciutadans en Catalunya.
Bien sabe que la paradeta está ocupada entre nos. Por eso no tiene empacho en atacarnos. En cambio, pretende esparcirla en el resto de España. La derecha mediática la respalda como parte de una estrategia que procura reforzar la soledad política casi total de Rajoy y su partida.
En cierta forma viene a sustituír desde el extrarradio a Ruíz Gallardón en la captura de votos de centro, teóricamente arrancados al PP y al PSOE. Quizá obtenga unos cuantos. Pero ello no garantiza la consolidación posterior de este partido de ocasión, centrado más en una líder que en un equipo sólido y con prestigio...
A tenor de la batalla entablada por los clérigos reaccionarios con el Gobierno, transcribo un fragmento de opinión de Rossana Rossanda sobre Su actual Santidad, extraído del periódico "Il Manifesto", que fundó y dirige en Italia.
"Hace dos días Josep Ratzinger celebró misa en la Capilla Sixtina, vuelto de espaldas a los feligreses. Liturgia que el Vaticano II había sustituído por la celebración, cara a cara, para que esta no fuese un diálogo del sacerdote con Dios, con los fieles a sus espaldas, sino una celebración en común.
Desde que es Papa se ha aproximado a los [derechistas] lefebvrianos; ha cancelado el diálogo ecuménico en el seno mismo del cristianismo, ha negado con su no casual lapsus cultural de Ratisbona cualquier tipo de espiritualidad al Islam, ha cortado en seco el avance de un sacerdocio
femenino, ha confirmado la obligación del celibato para los sacerdotes, ha negado los sacramentos a los divorciados que sevuelven a casar, ha arrojado a las tinieblas a los hgomosexuales, ha condenado no sólo el aborto y la eutanasia, sino también cualquier forma de fecundación asistida, ha prohibido la investigación con embriones, y ha intervenido cotidianamente, ya sea directamente o mediante los obispos, en las políticas del Estado italiano,
Falta poco para que volvamos al Syllabus..."
Con semejante Papa es lógico que entre nosotros la Conferencia Episcopal esté en manos de obispos como Cañizares o Rouco Varela y no del sector moderado, que representan su actual Presidente, o entre nosotros Martínez Sistach.
Entre las tertulias matinales de Radio Estel y las de COPE media un pozo ciego.
Es que los poderes vaticanos son verticales; no asamblearios. Aunque las tendencias existan en el catolicismo, como puede apreciarse en las emisiones de Estel, e Internet.
Vuelvo al amenazante blindaje de la inmersió llinguistica, para agregar un último apunte.
Lo que se requiere de nuestros políticos nacionalistas, en especial los de Convergencia i Unió (pues los de ERC al renegar de España no vienen al caso), es que promuevan el castellano, hasta el listón que ellos mismos lo hablan y escriben.
Excelente, en los casos de Josep Antoni Durán i Lleida, Artur Más y Oriol Pujol.
No sea que lo mejor, rija sólo para ellos. Siendo enemigo de lo bueno para los niños y jóvenes de Catalunya.
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