Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

sábado, 2 de febrero de 2008

EL HORROR EN ESTADO PURO

Deflagró en dos mercados de Bagdad mediante tremendas explosiones, efectuadas por control remoto.
Esta vez murieron 99 viandantes y 200 quedaron heridos. Todos hombres, mujeres y niños; gentes chíies de pueblo, probables víctimas de sunies, amalgamados con vaya a saber uno quién.

A diferencia de los voluntarios comandos suicidas, los terroristas suicidaron a dos mujeres con el síndrome de dawn, portadoras de dos explosivos camuflados entre las oscuras y largas abayas.

Los terroristas ya emplearon el método en otra ocasión ante las crecientes dificultades de reclutamiento que padecen desde hace medio año.
La cruel innovación recuerda otras épocas.

Los nazis eran especialistas en eliminar humanos con fallos de fábrica. Así les denominaban. A más de utilizar a judíos y otras etnias para sus tenebrosos experimentos, se requerían arios puros y sanos a efectos de perpetuar la dominación universal del Reich.

En la Irak del terrorismo y Al Qaeda, manda el trasvasamiento nazi, con este horrendo agregado.

Ni siquiera se inmolan ahora los cobardes, con la añeja temeridad de los pilotos japoneses y el Bushido, durante la Segunda Guerra Mundial.

Estos monstruos emplean en su escalada de atentados masivos, a los seres que mayor protección necesitan: los discapacitados.

La elección del sexo femenino en estas dos desdichadas no remite su letal servicio al camuflaje de la escasez de militantes del terror, aprovechando en este caso la inferiorización de género inherente a una sociedad autocrática y machista.

Imaginar que sus familias entregaron mansamente a estas dos pobres víctimas de la naturaleza para morir, esparciendo la devastación de civiles que van al mercado, sobrecoge.

Si fueron arrebatadas de algún hospicio, en nada corregimos nuestros sentimientos de ira y desprecio.

En cualquier caso, prescindieron de sus voluntades entregándolas a la destrucción.

Para los nazis del Oriente Medio, los minusválidos equivalen a lo que niños, perros, caballos, o cualquier especie viva, manipulada en una forma u otra para sembrar el terror.

La indefensión de los primeros les expone al riesgo, de cara a la vida. Nuestro deber radica en protegerlos. A cambio, el trato con ellos nos mejora. Son dulces y sensitivos como bebés ante una caricia. Y las brindan sin nuestras reservas.

La maldad de los criminales emboscados en la sombra niega cualquier sentimiento humano de protección hacia el débil.
Y en Irak, los mensajeros de la muerte van a por todas.

¡Ay, cómo cuesta sofrenar el espíritu de la venganza ante semejante vileza!


















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