A menudo ciertos cachorros son especies peligrosas. De hecho se les da vía libre para sembrar ímpetu y frescor a la sociedad política. Sin embargo, en ocasiones el doble filo de esta verdadera katana de uso franco, resulta peligroso.
Esquerra Republicana de Catalunya se ha caracterizado por una clara aversión a España. Dicen que no es puntual y que abarca a todo intento de absorción o dominación que rebase la competencia institucional de casa nostra. La independencia vendría a ser la plena realización de este sueño.
Las juventudes lo anticipan ruidosamente, empleando métodos fascistas. No voy a decir que sin democracia los niñatos que insultan y agreden purgarían cárcel. Más bien tiendo a pensar que integrarían los destacamentos juveniles de la Falange. Entre la defensa violenta de la Patria Catalana y la Grande y Libre no hay mucha diferencia.
Permutando los símbolos, se aúna la común intolerancia por los que opinamos distinto.
Las juventudes de ERC contrastan con las de CiU. Representantes de esta formación viajaron a Cuba para protestar contra el régimen y sus métodos. Estos otros adoran el nacionalismo totalitario.
Con ellos en el poder, todos a la cárcel.
Durante mis años en Argentina vi florecer a las juventudes peronistas de derecha e izquierda. Todo desembocó en una lucha armada de carácter suicida, que ignoró el breve periodo constitucional entre dictaduras. No podían parar el baño de sangre ni sus maduros instigadores lo deseaban. Entre ellos destacaba el Perón del exilio. Entonces peroraba desde Madrid sobre "la juventud maravillosa".
Para el sátrapa que cultivaba rosas en su jardín de Puerta de Hierro todo era bueno, si se trataba de retornar al poder o conservarlo, una vez alcanzado tras 18 años de ninguneo oficial y extrañamiento.
A tal efecto el rencoroso anciano inventó la póstuma obra magna de la Triple A, fabricando desde el Gobierno una juventud de derechas que integraba escuadrones de la muerte orientados por matones sindicales y su mucamo.
Lo que vino después lo conocemos todos.
Aquí nada es igual, pero amenaza con parecerse en algunos aspectos. Los niñatos violentos del País Vasco, Galicia y Catalunya no respetan nada. Ni siquiera a María San Gil (que acaba de superar un cáncer) o Dolors Nadal, cabeza de lista del PP local, ni a políticos democráticos que disienten con un absorbente concepto de nacionalidad.
Más qué malo, el dato es malísimo. El señor Montilla condenará las tropelías que quiera; pero sus alianzas cantan rancheras. Me refiero a Carod Rovira y su tropa. Ellos han procedido a guardar silencio.
Sabemos que quien calla otorga. Sus voces las padecemos en casa.
Y no es que estos compatriotas a tiempo parcial (pues odian a España; yo y la mayoría de catalanes no) desconozcan las leyes o las trasgredan oficialmente. Faltaría más. Para la sucia faena están los cachorros. Los que queman símbolos y agregan plomo a fotos, o embadurnan fachadas de domicilios opositores con mensajes amenazantes.
Por ahora ladran y enseñan los colmillos, en nom "del Poble Catalá".
Mañana, veremos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario