El responsable de un régimen de oprobio y su pequeña ama de llaves
En
las tertulias radiales y televisivas, amén de las opiniones impresas o
virtuales, se ignoran deliberadamente las penosas circunstancias de un
país postrado y rendido al imperio alemán, por la vía de sus sirvientes
oligárquicos locales, de catadura bien sufrida por los ciudadanos.
La defensa de intereses sectoriales caracteriza a esta losa informativa, apenas quebrada
por El País, El Intermedio, el espacio de Jordi Évole, Info Libre, El
Diario.es y Público (virtuales las tres últimas cabeceras). Lo demás, a
pesar de García Ferreras, Jesús Cintora y ¡Te vas a Enterar!, programas
sujetos al chantaje de los dueños de las cadenas sobre sus conductores,
es inaudible, ilegible, invisionable y, por encima de todo tan
indignante como manifiestamente repudiable.
El drama que significa
padecer la cháchara de toda esta gentuza inmoral es que procura situar
en otra galaxia lo que perentoriamente hay que resolver en ésta,
influenciando a muchos indecisos.
Son los que aspiran salvarse del
paro. A ello se aferran con uñas y dientes, hasta que a muchos
(incluidos estos propagandistas de las rebajas) les llegue la hora fatal
de verse bajo un puente o escarbando en la basura. Cuando la verdadera
basura está en las cumbres del privilegio, y la venalidad política de
los que, por activa o pasiva, infligen heridas que no cerrarán mañana ni
pasado, si es que cierran algún día.
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