En
épocas de crisis brotan como los hongos en la humedad por todas partes.
La presente es la peor en 50 años y, en consecuencia la mala gente
detenta el poder, no sólo en España. Europa toda es hoy su escenario
favorito...
Pero aquí es, precisamente, donde exhibe con mayor
desvergüenza la mala entraña corrupta y despiadada. No sólo se ejecutan
órdenes impartidas desde Berlín y Bruselas,
recortando sueldos, enviando gente al paro y convalidando estafas
bancarias mientras desarbolan la educación y la sanidad. Transforman la
justicia y los derechos adquiridos por la mujer y varios colectivos en
puro arbitrio. En ello ponen la voluntad y el ensañamiento,
desarrollando maquinaciones constantes contra el equilibrio social en su
propio beneficio. Con ello disfrutan. Se les ve en cada gesto y palabra
que dedican a mentir en público, fingiendo decir la única verdad
posible, preñada de falsedad arrogante.
La maldad humana, fruto de
un quiebro emocional en el que Tanatos derrota para siempre a Eros,
surge del propio resentimiento, proyectado en el odio hacia sus
víctimas, presentes o futuras. La consecuencia del sadismo, es la
punición del otro.
Viene a constituir el ejercicio del poder, la
reparación de una angustia que no cesa. Junto a la avaricia contumaz,
completan la ecuación propicia, destinada a explotar y someter a los más
débiles mediante el castigo.
¿Hasta cuándo podrán el Estado
democrático y la mayoría de sus ciudadanos soportar la enorme
devaluación parafascista, a manos de monstruosos impresentables,
aferrados desesperadamente al "ordeno y mando"?
Siento no poder
responder a esto. Lamentando aún más que la mala gente con capacidad de
decisión siga causando tanto dolor y destrucción, mientras conduce esta
sociedad al cementerio.
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