Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

viernes, 7 de junio de 2013

EL PASADO QUE VUELVE...



        Hitler ayudó al Franco triunfante en la Guerra Civil. Angela Merkel lo hace con Rajoy en esta otra guerra.


¿Está dispuesta la sociedad española a aceptar, mansamente o no, los draconianos recortes de este gobierno, plenamente desligitimado en las calles y plazas?

La estrategia del mismo pasa por aferrarse con pezuñas y colmillos a las órdenes de Berlín y Bruselas, representantes de esta Europa criminal de exclusión social. Por esa razón Rajoy desembarca tan seguido por aquellos pagos, donde se le entiende mucho más que en éstos. El concepto machacón de "hacer los deberes" ha calado en sectores privilegiados, u otros que aún cuentan con empleos relativamente bien remunerados. Es la base de votos real que sostiene el tinglado del PP, cifrado en un esquivo 30%, alejado de la breve gloria de ayer, cuando prometían lo inverso de lo realizado en los últimos diecisiete meses. 
El visible retorno al Estado clerical y la justificación del franquismo en el combate mórbido contra el "terror rojo" de la República y sus residuos en la posguerra, despunta como lógico, frente al destrozo social perpetrado en el presente. En ambos escenarios, imperaba el contraste entre riqueza de unos pocos y pobreza generalizada
Viene a echar el revival, el cerrojo a una política de Estado que se reclama genuina, enmascarando en vano sumisiones imposibles de justificar. 
La España de Franco era un país empobrecido y aterrorizado, además de vasallo, y dependiente de cambiantes alianzas, primero con los nazis, luego con sus vencedores. Hoy la vieja dependencia, afincada en el fallido de un territorio sin industrias de punta y agro agonizante, vuelve a centrarse en el Reich alemán de la señora Merkel y su voracidad acreedora. 
Dicha política cuenta con el respaldo del PSOE. Basta escuchar a Joaquín Almunia para entender, hasta qué extremo el PP y la socialdemocracia se unen en la obediencia y los "deberes". La deuda exterior publica y privada, sujeta al Euro lo reclaman, pese a que cada vez se alzan más voces exigiendo una ruptura. Empero, la inserción en esta Europa decadente y atada al carro de un imperio es de larga data. En consecuencia, el cabestreo de este percherón, cabizbajo y con anteojeras, prosigue su marcha hacia el precipicio, sin que aparezca la élite de pensamiento independiente, que invierta la ruta, fundando otra nación. No la que heredamos de la derrota en el ´39. Sin ser exactamente aquella, a la misma volvemos por la vía de una miseria creciente, atados de pies y manos por una clase política que hizo del patriotismo un estropajo, ventilado con arrogancia en estos tristes días por la vengonzante "Marca España".
Como dice la estrofa del tango: "Es el pasado que vuelve..." 
De momento es así. 

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