Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

viernes, 5 de septiembre de 2008

LAS RAZONES DE LA SINRAZÓN

Me refiero a las que esgrime el señor Feinmann y reproduce en imágen You Tube; puro insulto.

Considera que los bloggers somos unos pelotudos por descalificarle.

¡Qué vanidad! ¡Cuánta sinrazón!

Nosotros somos la letra que silencian los poderes, apetentes de relamidas plumas de alquiler, gemelas de la suya.

Si a cada chancho le llega su San Martín, a este peronista progre -hijo de la soberbia montonera, tinta en sangre propia y ajena- le aterrizaron suavemente los Kirchner; usureros desde su fortuna, acumulada a base de ejecutar deudores hipotecarios morosos en los años ´70 y ´80; multimillonarios luego de la etapa santacruceña; omipresentes hoy en el gas, la banca, el petróleo (pronto quizá en las Aerolíneas), y para desgracia de los argentinos, apoltronados con iguales dosis de soberbia en la Casa Rosada.
El insaciable matrimonio y sus adláteres acopian bienes y dólares por doquier, con o sin retenciones a la soja.

Son usureros y apiladores de fortuna encaramados en el poder, a quienes sirve desde su levedad de izquierdas este abotagado profesional del sorbeteo.

La cumbre literaria de Feinmann abrevó en la crítica al gobierno de Carlos Saúl Menem; abiertamente corrompido. Con el zorreril Néstor Kirchner, vulgar encantador de serpientes que encandiló a muchas madres de Plaza de Mayo y a algunos contestatarios con su afán de justicia anti procesista, llegó su hora gloriosa.

Allí despuntó para Feinmann la encendida eclosión oficialista, basada en simplezas de corte antiimperialista, que abrevan (ya lo dije) en Jorge Abelardo Ramos y [también] en el pícaro y divertido Arturo Jauretche, sin recoger ninguna de sus virtudes literarias y conceptuales; productos de una época que no se repetirá.

El inconfeso discípulo se quedó en la superficie de las cosas, recibiendo su libra de carne, mientras los Kirchner y sus socios abultaban el monedero a costa del erario público y las comisiones de Chavez y cía, u otros delincuentes.

La turbia historia del peronismo es en sus estamentos de mando una sucesión de corruptelas mafiosas, sobrevividas por vía sindical a la defenestración de su líder en 1955, y tortuosamente prolongadas a lo largo de la historia reciente por la desvertebración social argentina y su penosa resultante política, desarrollada antes, durante y después de la última dictadura militar.

La carta de izquierdas, evanescente cortina de humo que desdibuja el saqueo, la prolonga hoy la mujer del mandamás -a cargo del Poder Ejecutivo- bajo aliento del susodicho.

Decir que el lobo nos acecha mientras ellos se meriendan las ovejas, es la forma de cuidar el negocio...

No hay mejor procedimiento para enmascarar el robo y la corrupción que los ideales, cuando son enunciados sin respaldo alguno en la praxis. A la clase media de izquierdas más o menos bien alimentada le sirve el discurso. Feinmann convalida el multimillonario botín por mera calderilla, como cabe a los sirvientes manumisos.

Caso único en la Historia Argentina, en medio de robos y corruptelas Juan Perón llegó a ser calamitosamente práctico equilibrando los factores de producción. Sus herederos -desde Isabel a Cristina- lo fueron y son mucho menos. Se han centrado en sus cuentas bancarias, debidamente resguardadas en paraísos fiscales.

El estalinismo resultó pródigo en las artes de representar un imago de justicia social, negándolo en la realidad. El populismo -esa mezcla de fascismo con rabiosos acentos bolcheviques- reitera el método, y Feinmann, en la ribera de los sesenta años y harto de matar pulgas entre los renglones, aprovecha el momento tarifando su pluma.

Por eso no precisa de un Blog.

Se lo ofrecen a otro nivel y consideración, gustosos a tanto la palabra, Página 12 o Clarín, hojas que el kirchnerismo observa congratulado, mientras ciertos editores brindan oficiosos, imprenta a sus textos, carentes de cualquier autocrítica o análisis serio.

El paradigma del vaciamiento conceptual se corporiza en él. Viene a ser una de las tapaderas caligráficas del timo económico, arropado por los votos mayoritarios de una sociedad desestructurada.

Decir que el peronismo es una obstinación argentina comporta -aparte de insultar la inteligencia- el obsequiar la virtud del coraje a una comprobada patología mediante la soterrada exaltación del despotismo nacional y popular.

El correspondiente intento de Feinmann pretendiendo humanizarlo en su realización práctica acrisola visible desfachatez.

Su peronismo es una fábula que la realidad contradice. Los funcionarios de izquierda que secundan al matrimonio corporativo de esta etapa son tributarios del método. Y, ¿qué otra cosa es el señor Feinmann, sino un tributario oficialista?

El supuesto de que los blogueros escribamos mal es otra de sus consabidas falacias. Habrá de todo, como en el periodismo y la vida. En lo que a mi respecta, podría enseñarle a escribir al felón. Lo que jamás procuraría, es estimularle el ser honesto y humilde.
Los perros se parecen a sus amos hasta en el ladrido...

De ahí que a un trabajo mío jamás pudiera ilustrarlo alguien tan ambiguo, iletrado e inconsistente como el repelente Rep; sobrado de veleidades parisinas al pedo.

Además, debiera observar el caballero que, para mal o bien de la literatura, los escritores vocacionales de cualquier blog -no festoneados por Miguel Repiso ni patrocinados por Página 12- somos en cualquier caso más libres.

Algo de lo que este canalla y farsante -un auténtico sirviente del poder ebrio de fama, al borde de un ataque de nervios- jamás podrá enorgullecerse.


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