Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

jueves, 13 de septiembre de 2007

PADRES E HIJOS

Recientemente un discreto escritor argentino dijo, alzando el índice:
"Los escritores argentinos somos hijos de Borges".
Héte aquí un pensamiento extremista y uniformador. Es cómo si un escritor español se dijese hijo de Lope de Vega y pretendiese un mar calmo en vez del variopinto, ora manso o embravecido, según lo determine su naturaleza y los fenómenos atmosféricos.
El mar es ancho y ajeno. También la literatura. Un escritor puede redactar sobre lo que le plazca, inspirándose en Borges, Lope de Vega o Corín Tellado. La descendencia real de un creador, excelso, bueno, mediocre o malo, la explica su obra, vista en perspectiva. Ante su realización, no hay sentencia que valga. Me consta además, que el autor que arrojó el guante engrasado sobre las plumas nacionales, es tan parecido a Borges como yo a una cebra.
El esnobismo lo inventaron los mediocres; siempre precisados de adherirse a algún icono para respirar sin toser. La carraspera y los gargajos asomarán igual en los renglones perpetrados.
A la hora de escribir, muchos vacían el intestino; otros la desesperación por sobrevivir a cambio de alguna letra escrita, unos pocos el alma. Intento arrimarme a los terceros.
Por si las dudas, declaro sentirme cercano al espíritu de Lope; sin declararme hijo de él; aunque seguro que lo hubiese preferido a mi padre. Su pluma combatió la injusticia. Ni Franco se atrevió a censurar Fuenteovejuna. En cambio, Borges apoyó todas las dictaduras que sucedieron a Perón. La del "Proceso" también. Con sus muertos y hambreados.
No en balde, creo, estaba ciego. Quizá fue por efecto del imperativo de su alma. Tan cerrada al amor y la solidaridad, como la del zonzo que desbarró adjudicando una paternidad surgida de su capricho, y de las ganas de quedar bien con una parte del mundo...

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