Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

sábado, 15 de septiembre de 2007

LOS BUCANEROS LITERARIOS

No referiré a los que han saqueado en la historia de los predios literarios a sus colegas; parcial o totalmente. Parto de una experiencia propia y reciente. Mi primer trabajo, plasmado en el volumen I de "Perón. Luz y Sombras", fue víctima de los bucaneros en su fase de pre edición.

Advierto, despejando dudas, que el trabajo fue registrado en Barcelona el año 2000.

Dos ex editores y un escritor que esgrimió su temporal carácter de agente literario, robaron datos e ideas a espuertas. Los primeros (dos cómplices que forman pareja), enviando referencias a un par de retoños que, desde Madrid y Buenos Aires operan en Internet, sirviendo información a bloguistas o sitios organizados, a cambio de algunos dineros. El segundo; escriba que ya tuvo su breve instante de gloria merced a su cualidad reptante en los ámbitos de la política, y con algún que otro premio (sumadas algunas chapuzas, siempre reptantes) va yantando, perpetró un texto olvidable, descalificado por falsas presunciones dinásticas y una prosa aburrida.

Más conocidos son ejemplos no tan lejanos, como el de Don Camilo José Cela, referido a una escritora poco mediática, y el más reciente del segundo Premio Planeta; un peruano listillo, y por lo que se demostró, tramposo.

Hienas hay en todos los ámbitos y alturas. En mi caso, aprovecharon mi bisoñez de escritor, y sus propias ventajas de trayectoria, o en el segundo caso, de agente literario (espécimen del que para bien o mal, carezco).

En todos los casos, la ausencia de imaginación y sinceridad precipitan el robo. Casi siempre van juntas, arrastrando el carro de la deshonestidad estructural y la falta de solvencia para ganar con honestidad los garbanzos. Un ladrón sabe que roba. El disfrute de su provecho se parece al del asesino que cometió un crimen y aún quedó a salvo de la justicia. Jaqueado por lo que resta de su conciencia humana, teme el dedo acusador que pueda representar el triunfo final de la víctima, dejándole con el culo al aire. Ante el cuadro, sólo cabe la fuga hacia adelante. O sea, continuar robando, a los enemigos, e incluso hasta a los presuntos amigos.

Los que me robaron una cosa u otra, no sólo se conocen. Hacen yunta desde hace años. El último "asesora" a los otros dos. En términos reales, el huelebraguetas es su alcahuete. Siempre lo fue de alguien. La falta de independencia es el correlato de su pensamiento.
No lo sabía cuando por separado les contacté. La condición de argentinos o conexos despertó mi simpatía inicial. La razón es simple. Inmigrante en mi niñez, debo a ese país y sus ciudadanos buena parte de mi cultura. Estos otros aprovecharon el factor. Ellos no respetan nada. Ni el país en el que nacieron, ni la tierra que hoy los acoje. Son desclasados y marginales; aunque su apariencia y nivel de vida no lo reflejen.

A cubierto de que alguien pregunte por qué no les monté un juicio, adelanto mi respuesta. Los jueces no suelen fallar positivamente sobre el robo de ideas literarias no publicadas. Esto bien lo saben los delincuentes. Sólo refiero que mi libro sobre Perón se anticipó en año y medio a cualquier maniobra desarrollada en papel impreso; pudiendo eso sí, referir hechos comprobables ante quién me los pida. A ellos hice referencia ante una revista argentina. Ellos me creyeron y el aludido se hizo humo, sin responder a cargo alguno. Son así...

Desde este espacio, advierto de paso a los noveles escritores sobre los declarados EMail de algunos autores y periodistas. No me refiero a todos, aunque siempre convenga adoptar las precauciones pertinentes cuando se expongan ante otros labores o proyectos no editados.
Los bucaneros navegan en todos los mares. Camuflan su verdadera enseña en el literario. Constatar la seriedad de los que se ofrecen a publicarte algo o a influír en su impresión, es de rigor. Mis errores en la elección pasaron por la última alternativa. Los unos y el otro eran servidores oficiosos; yo un escritor entusiasta. Sigo siendo el mismo. Los otros también. La diferencia está en la calidad de vida. La mía no es un infierno. La de ellos se cuece en él.
En un párrafo de mi Tomo I sobre Perón, pongo a un general tramposo ante su conciencia, y digo.

"La conciencia es el espejo de la realidad, y aunque a veces el espejo esté quebrado por un alud de piedras y le falten reflejos, siempre habrá una partícula traidora en la que verse a fondo..."
Los ex Son Julieta Lionetti y su compinche y amante, Bengt Oldemburg. El ladronzuelo Horacio Vázquez Rial. El último carga una negra fama entre la colonia argentina; aquí en Barcelona.

No hay comentarios: