Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

miércoles, 26 de septiembre de 2007

LA BALA INCRUSTADA EN PAPEL

En una acción digna de la mafia siciliana, Albert Rivera, el legislador de Ciutadans ha recibido una advertencia. Sobre un primer plano del rostro y en la zona frontal, le incrustaron un proyectil sin servir. De las piras pasamos a las balas. Aún todo es virtual; aunque la amenaza resulta concreta y no da lugar a confusión alguna. Nuestros almogávares, incipientes émulos de ETA, avanzan rápido. Quieren una Catalunya independiente de la Corona y libre de catalanes dudosos. Rivera vendría a ser uno de ellos. El traidor a la causa que dicen defender.


No hay mayor ofensa a Catalunya que la intolerancia. Ni Franco, con toda la crueldad que nos destinó especialmente durante su larga dictadura, pudo con nuestro sentido de la tolerancia y el amor a la tierra. Gracias, una vez más, al valor y las convicciones de un pueblo, lengua y tradiciones sobrevivieron a la derrota y la barbarie.


Ahora vienen estos matones de tres al cuarto a enseñarnos modales. Quieren borrar de un plumazo el espíritu de convivencia que nos ha caracterizado. Algunos políticos sin escrúpulos buscan votos manipulando a jóvenes con poca formación, y a viejos resabiados con muy mala leche. Estas son las huellas aún frescas que nos dejó una era de silencio y represión.

En apariencia, todos odiamos el franquismo. Pero el sociológico asoma con los ropajes más diversos. Éstos, aunque digan lo contrario, son los hijos no declarados de la Falange. Aquellos que hablaban de "la hora de las pistolas", y las gatillaban a destajo contra obreros, campesinos y estudiantes.

Esa bala neofalangista enviada en nombre de Catalunya no fue incrustada en el papel en blanco. El blanco virtual era Albert Rivera; un joven legislador votado por el pueblo soberano; al que ni siquiera las autoridades le habían proporcionado custodia ante previas amenazas no tan visibles.


La ignorancia y la frustración son las parteras de la intolerancia.

El rédito que ésta proporciona a los aventureros y demagogos acabamos pagándolo todos.


Los catalanes y los que no lo son. Preguntad sino, a los vascos,

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