Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

miércoles, 22 de abril de 2015

REMEMBRANZA

       
D´Arienzo marcando los compases de su orquesta


La edad temprana me vedó conocer la gran época popular del tango, situada en la década del cuarenta. Pero sus vívidos ecos pervivieron en la siguiente. Las melodías incluidas en el presente popurrí, eran compuestas y ejecutadas, orquestal y vocalmente por gente joven, que fue peinando canas junto a los compases del dos por cuatro. Aún recuerdo audiciones radiales o recreos populares de los fines de semana, donde las orquestas brillaban ante el micrófono, o desde los discos de pasta. También las parejas danzando en las pistas de los clubes barriales al atardecer o en las noches de bailongo, con las chicas junto a sus mamás, relojeando a los que cabeceábamos esperanzados en fila horizontal, aguardando el sí del mohín femenino de las muchachitas en flor. 
Los tiempos modernos y el Rock fueron matando todo aquello. Retengo en la memoria, como retazo entrañable de aquel pasado, al viejo D´Arienzo, alternando su pasión gestual dirigiendo la orquesta típica, sonriendo a las yuntas bailables del "Club Ducilo", una noche sabatina, en la pista que iluminaba nuestra juventud...

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