LO QUE NO TIENE REMEDIO

En la Eurozona se atribuye el apartamiento de Varoufakis en las negociaciones con Grecia como un triunfo de Berlin y sus compinches. Según ellos, el país heleno resultaría insignificante frente a quienes hoy mandan en el extrarradio.Sin embargo, un abandono del euro y salir de la ratonera que lastra a varios países, entre ellos España, resultaría bastante incómodo para el monolitismo vigente entre acreedores voraces y deudores sumisos. Sabemos que intentan paralizar en sus dominios territoriales cualquier reforma social en positivo, paliando la creciente miseria ciudadana, retrotayéndonos al siglo XIX. Sin duda, una capitulación por parte de Syriza beneficiaría la presente hoja de ruta. Pero la víctima esta vez, no solo sería un partido político que incumple- al igual que muchos otros- sus promesas para con los votantes, sino la democracia parlamentaria, preconizada por los vencedores tras la Segunda Guerra Mundial, como gran panacea continental en la segunda mitad del siglo XX. De hecho, conocemos en carne propia su efectivo y veloz deterioro en la franja sur. La deriva del capitalismo tradicional a manos del sector financiero,por efecto de la globalización, es imposible de revertir. Con ella, el ciclo destructor de fuerzas productivas y beneficios sociales avanza implacable sobre los más elementales derechos humanos, corrompiendo políticos de ayer y hoy a espuertas. Si Tsipras y sus amigos ceden a las amenazas, volverán a demostrar, a Europa y el mundo, que sin la revolución social esto no tiene remedio