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miércoles, 8 de abril de 2015

CÓMO MODERARSE Y MORIR

  Iglesias y su mano izquierda, Iñigo Errejón. Dos moderados en apuros


Una sola frase sintetiza los anhelos de la burguesía española para con su sociedad política;"O te moderas o mueres". La formuló José Bono, barón del PSOE, ex gobernador comunitario, ministro de Defensa, jefe de la Cámara de diputados con Rodríguez Zapatero, multimillonario misterioso y católico practicante. Caracterizado como buen gestor de los asuntos públicos, Bono proviene de un tronco militar del franquismo, como tantos socialistas y ex miembros de la izquierda. En la reciente reunión a puerta cerrada celebrada con Pablo Iglesias, junto al expresidente Zapatero y Emiliano García Page, (otro barón socialista), le expuso su teoría centrista sobre la sociedad española. Los lazos entre Bono y el líder de Podemos eran una herencia del pasado, cuando en su carácter de abogado e integrante del buffet de Enrique Tierno Galván, le tocó defender al padre de Iglesias, preso antifranquista. En los espacios de TV anudaron estos lazos,dedicándose ambos maneras corteses de toque afectuoso. Ya en las tertulias de "Intereconomía" se observaban dichas formas en el trato que daba Iglesias a tertulianos de la extrema derecha. En la historia de la Transición, las mismas dominaron la escena política, y el susodicho las heredó, junto a su doble vínculo con la desmemoria y la forzosa conciliación con un pasado luctuoso. 

A ojos vista, la advertencia de Bono cuajó en su organigrama político y social, ante la tormenta mediática que desató la derecha contra el fenómeno "Podemos". Lider improvisado y sin tradición de lucha, fue fácil doblegar al profesor adjunto y sus colegas de la Complutense, enfrascados hoy en la edificación partidaria, y la apresurada confección de un programa de gobierno en todas las comunidades del mapa patrio, acompañada por candidatos improvisados sobre la marcha. 
El gran equívoco de aceptar las presiones del enemigo, en tal sentido, es que la España actual no es la que vio triunfar a personajes como José Bono. Hoy acredita catorce millones de pobres, en paro, o precarizados por una de las legislaciones más cerriles de Europa, acompañadas por oleadas de miseria y multitud de leyes represivas, inéditas hasta el desembarco de Rajoy y su partido, corrupto y genocida. 
Desarrollar una política de centro cuando la clase media está en plena demolición, es tarea que una izquierda consciente no puede acometer, a menos que escoja suicidarse. Por esa razón, y el desprestigio irreversible del Partido Popular y su Gobierno basura, el establishment apostó por una marca blanca: Ciudadanos. La insuficiencia del PSOE por el flanco de centro izquierda, activó a Bono y otros halcones del sector sobre los asustadizos pichones de la complutense con bastante éxito. Hoy Podemos,que antes robaba votos al PSOE, e incluso al PP, comanda esta sucia tarea, habiendo sembrado la división en una izquierda que no reacciona, organizando mediante un programa de Frente Ùnico Social, la contundente estrategia de defensa y ataque, mientras las cabezas visibles del apaño entretienen su molicie mediante "Juego de Tronos" comparando el espectáculo mediático con las tesis de Antonio Gramsci. 
El drama de muchos catedráticos, radica en que la teoría más avanzada no prospera sin el sentimiento condigno. El imaginario de los que hoy ocupan nuestro comentario censor, jamás abandonó la cátedra y el púlpito, fundidos el ejercicio sacerdotal. 
Por obra del destino y cierto sentido de la oportunidad, consiguieron secuestrar por unos meses el espíritu del 15M, las mareas y protestas, con fines electoralistas, recibiendo el primer revés inicial en Andalucía. En el mejor estilo burgués lo relativizan, llenando medio vaso. La respuesta de la jueza Manuela Carmena, candidata en Madrid, tomando absolutas distancias de la formación al proclamarse independiente, mientras ellos se muestran dispuestos a pactar con el PSOE, revela que los llenarán menos. Con las marcas blancas se puede ganar tiempo, no una guerra. La izquierda social debe tener esto muy claro a la hora de establecer pactos postelectorales, además de no apostar por una salida sufragista a la crisis, en España o la Eurozona. De mantenerse esta crisis, habrá rebeliones incontenibles. La Historia lo señala, grabando a fuego su enseñanza sobre la piel de la humanidad.

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