Comparemos el espacio que los medios han dedicado a la tragedia de los Alpes con la de los muertos en el mar Egeo. La miseria moral que nos envuelve resuelve lamentar a grito pelado las víctimas que pudieron pagarse un pasaje de avión, rebajando el tono cuando se trata de indigentes desesperados que huyen del hambre, naufragando sobre unos tablones precarios de tarifa reducida. En Europa no se han puesto de acuerdo sobre el remedio.Conocemos de sobra la brutalidad del gobierno español sobre el tema. Renzi exige una acción mancomunada que no afecte tanto a Italia. Otros se miran el ombligo,menos afectado que el de los peninsulares. El único remedio de plena aceptación lo administran Berlín y los charlatanes de Bruselas. Es el de la opresiva fiscalidad y el garrote del Euro para con los deudores de los bancos alemanes y franceses. Lo demás no les importa un carajo. Que cada cuál cargue con su miseria e indefensión, y más, tratándose de sirios, libios, y todos esos ejemplares más cercanos al mono que al hombre.
Así categorizan todos ellos los grados aceptables en la escala humana. El resto sobra. Lo peor de dicha estimación, es que ha calado hondo en la mayoría de los europeos. No es solo manipulación de los medios envenenando las conciencias. El veneno mayor lo fabrica esta sociedad clasista, otrora opulenta, que hoy avanza en su decadente ciclo negando los más elementales derechos humanos a la vida y su bienestar, mientras no cesa de revelar una miseria moral que promete cataclismos constantes,y la deriva hacia un ajuste de cuentas final entre ricos y pobres, de muchas víctimas y pronóstico incierto.
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