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jueves, 19 de febrero de 2015

PLANES GLOBALES,REBELIONES EN CIERNES




Margaret Tatcher, personaje al que siempre odié, más aún desde la masacre de muchachos argentinos en las Malvinas (dobles víctimas de ella y la dictadura militar), siendo británica dijo una vez algo interesante: "Me gusta tanto Alemania, que prefiero existan dos". Fue una cruel definición, aunque relativizada por la historia previa, y la posterior. 
Tras la Segunda Guerra mundial, los aliados acordaron una quita del 60% de las deudas acumuladas por el Tercer Reich durante una contienda que precipitaron ellos y su glorioso Führer de entonces, uno de los genocidas más grandes de la Historia. Tras la partición del territorio, en su política antisoviética potenciaron su flanco occidental de la República Federal, que concentraba industrias y recursos no dañados por los bombardeos. La otra, República Democrática de corte estalinista quedó sujeta al Kremlin como satélite. Con la derrota del Imperio Rojo llegó la reunificación, financiada por quitas y generosos créditos continentales. Sin duda alguna la conocida laboriosidad del pueblo alemán, autorizó una consolidación relativamente veloz de la nueva Alemania. Como consecuencia del progreso, el Bundesbank prestó dineros a los países más rezagados de la Comunidad Europea. Lo demás es bien conocido.El prestamista se adueñó del destino de sus deudores mediante el Euro,moneda comunitaria que facilitaba los negocios y las transacciones financieras, enriqueciendo a los prestamistas. El "Aquí mandamos nosotros" tuvo ejecutores inmediatos en la derecha alemana. Merkel y Schauble son dos de sus representantes más conocidos. Ya sus predecesores habían depurado el patio interior debilitando a las fuerzas del trabajo en beneficio del nuevo Reich en construcción, en aras de la reunificación. Esa estrategia se impuso por la vía fiscal a los países deudores, con el respaldo del FMI y el Banco Mundial. 
Hoy, Europa vuelve a ser una virtual colonia alemana, con prósperos asociados del norte acogotando a los países del sur, menos desarrollados. Riteran así, el trato que los EEUU y en parte Gran Bretaña impusieron durante más de un siglo a los países latinoamericanos, constituyendo el segundo imperio colonial en los siguientes cien años. El tercero en ciernes es el Estado Colonial Israelí en la franja oriental. Son planes de centralización económica global y financiera planetaria que determinan un retorno al feudalismo. Desde el punto de vista económico, Grecia poco les importa. Su significación ante la posible salida de la UE y su maldita moneda asimétrica, radica en la influencia objetiva para países como España, Portugal, Irlanda e Italia, donde crece el descontento social a marchas forzadas ante el disparadero de la pobreza, en aras del pago a los deudores.Una unidad monolítica de amos y vasallos permitiría a la Europa neoliberal, una asociación provechosa con Washington contra Rusia y los chinos,resistida por Putin desde la desvergonzada intervención en sus asuntos internos por la via ucraniana. Desean controlar los giros del planeta en su totalidad. En el fondo, es el sueño de Hitler y, en apariencia lo están consiguiendo sin disparar un tiro ni soltar bombas. Sin embargo,la ruptura del contrato social en Grecia y los países endeudados integra la del europeo, lanzado con el Plan Marshall en 1946, sembrando de enemigos actuales el continente. A eso y sus dramáticas consecuencias, tarde más, tarde menos, deberán enfrentarse los alemanes del Bundesbank, Merkel y Schauble, cabezas actuales del IV Reich, el Parlamento Europeo y la trampa comunitaria. Luego, el pueblo heleno y Syriza vendrían a ofrecer un anticipo, por ahora pacífico, de lo que el porvenir continental y esta guerra no declarada, aunque efectiva contra las clases populares, va a depararle al paneuropeísmo y sus autores.

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