El beso de la muerte, Cementerio de Collserola, Barcelona.
La oposición de derechas utiliza una muerte inducida por oscuros intereses, para cargar contra el gobierno argentino. En realidad, todos sus integrantes aman la muerte. Es algo irresistible para ellos. Durante décadas contaron con las armas rindiéndole culto. Encontrándolas a faltar, ya sin matarifes, y habiendo asesinado una generación, echan mano de otras,variopintas y todas letales. Las de la calumnia y el agravio para hacer de la democracia un estropajo son las favoritas. El cadáver de Nisman los reúne en un nuevo bombardeo de la Casa Rosada, igualito al del 55, sin aviones ni metralla. Como entonces, el objetivo consiste en acabar con quien allí se hospeda, gracias al voto mayoritario de un pueblo: ayer fue "el tirano populachero", hoy, su mejor heredera, "la viuda negra". La que espanta a los buitres del norte y alienta que se juzgue a los asesinos del ayer, llevando a que el país lidere los derechos humanos en el mundo, haya menos pobres, y los jubilados jamás vuelvan a la miserias de antaño, tirados en los bancos de las plazas. A esta nueva Unión Democrática le falta un nuevo Braden. Griesa no les sirvió y, a la desesperada, cual banda filibustera improvisan el asalto a la nave del Estado. Democrático, mal que les pese. Lo contrario de lo que todos ellos y sus poderosos medios de propaganda representan. La Marcha proyectada les servirá para tomarse unas coca colas, o algo más fuerte...
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