Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

jueves, 19 de febrero de 2015

LA MARCHA BAJO LA LLUVIA Y LO QUE DE ELLA SE ESPERABA


Que la marcha de protesta en el centro de Buenos Aires congregó miles de paraguas bajo la lluvia? La muerte, cualquiera sea su naturaleza, atrae multitudes. Cientos de miles de argentinos llenaron la plaza de Mayo celebrando la caída de Perón en octubre de 1955. Era la muerte de un acosado régimen popular. Con el de Salvador Allende en Chile sucedió otro tanto, poco antes de que los gendarmes de Pinochet acabaran con su gobierno y los aviadores bombardearan La Moneda. Después de todo aquello, lo que sobrevivió fue peor.

La derecha aprendió hace rato a hacer bien las cosas. En España lo demostró en las calles durante el gobierno de Zapatero 
A las manifestaciones que nacen del corazón del pueblo, y no de algunos bolsillos, les teme como a la lepra, pero a las otras, las induce y prohija. Con Nisman rindieron homenaje a un cadáver vinculándolo al salvaje atentado de la AMIA, que tantas víctimas causó durante la mortal era de Menem. Esa pericia administrando muertes masivas o individuales para guiar un rebaño se refinó con los tiempos. Su moderno origen es fascista, y la Historia del Siglo XX lo demostró, con Mussolini y los iconos guerreros de su régimen. O las calaveras de las SS hitlerianas engalanando uniformes, a juego con el salvajismo que supieron prodigar a espuertas. También lo gastó Millán Astray, gritando ante Miguel Unamuno "Viva la muerte!" tras la victoria franquista. En Venezuela, para la oposición, exhibir muertes del sector tras inducirlas es una táctica permanente. Desde la Argentina y en la víspera, repitieron el cacerolazo abriendo paraguas. A ver si con la lluvia les caía desde el cielo la renuncia de Cristina Kirchner, esa hija de la plebe, tan parecida a Evita en cuestiones de derechos humanos. Junto al rebaño, aunque agazapados detrás y muy contritos, marcharon los "republicanos" locales. Políticos a los que se conoce de sobras por su maleabilidad conspirativa en cualquier circunstancia. Desde Macri, Carrió y Massa, pasando por Hermes Binner hasta llegar a Pino Solanas, suerte de frégoli en política,-sólo hábil imprimiendo celuloide-,compartieron paraguas. Nadie reprimió la marcha silenciosa. En realidad, lo fue por lo poco que tenían que manifestar los concurrentes. Por ellos hablan "Clarín", "La Nación" y los medios colaterales a diario. Como los escoltas, era otro el propósito.
En realidad, a nadie le importa un carajo el insignificante Nisman. Lo que quieren es terminar con la monserga de los derechos humanos, los juicios a represores, las pruebas de ADN para restituir identidades verdaderas, beneficios sociales que disparan la inflación, una política internacional peligrosa para Occidente, y la falta de respeto por juristas del prestigio de Griesa. También, dejarse de joder con eso de no pagar las deudas y sus intereses. En sustancia, volver "al país serio", por que como dijo el gran comodín del peronismo, hoy viejo, vencido y sin la peluca loca: "pobres habrá siempre". Por desgracia es verdad. Y zonzos también...

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