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domingo, 15 de febrero de 2015

DE LA CULTURA DEL MIEDO A LA DEL CAMBIO

El fenómeno "Podemos" es una respuesta política al 15 M y las constantes movilizaciones en España. Encarna el sentimiento que encuentra un vehículo de protesta e intentos de cambio ante la grave crisis social europea, y local en particular. Representa la pérdida del miedo, factor de gran peso en cualquier sociedad. Las raíces históricas del miedo español ya ocupan otros artículos de este escritor. Para cambiar, no solo este particular estado de cosas, sino el mundo entero, es necesario perderlo. "Podemos" representa esa voluntad de cambio, desterrando viejos fantasmas; fenómeno ante el que los antiguos opresores tiemblan y braman, destinándole constantes decretos amenazantes. No terminan de aceptar lo que ellos mismos han provocado desde el 2008 en la sociedad española; hasta ese momento histórico remitida al voto clientelar. El resultado de las elecciones europeas ante la emergencia política les obligó a significativas mutaciones en los partidos y la cúpula del Estado. No fueron suficientes ni lo serán, por la ausencia de un programa alternativo al paneuropeísmo, el cepo del euro y el pago de la deuda exterior por la vía del ajuste fiscal, junto a los devastadores recortes exigidos por Bruselas y el nuevo Reich Alemán, a tono con la globalización y el dominio de las altas finanzas en Occidente. 
El triunfo de "Syriza" en  tierra helena anticipa, en parte, lo que pasará entre el Mediterraneo y los Pirineos. Al neomacartismo de la extrema derecha gobernante, se ha sumado el PSOE, evocando un pasado que no volverá a repetirse. Hay una conciencia generalizada de que, la alternancia de poder entre ellos y el PP condujo al presente desastre de un país quebrado, sin industria, y con un paro monumental, junto a la consiguiente ruptura del contrato social. 
 Así, el falso triunfalismo de la "recuperación" comporta, a ojos vista, un recurso patético e insostenible por efecto de una realidad que lo niega a diario. La nación es una de las más desiguales del continente,con sueldos de trabajo temporal que bordean la miseria,mientras los automóviles de alta gama baten récords entre los sectores pudientes. Al contraste, los medios afectos al gobierno lo llaman "recuperación". Y en efecto lo es, pero de las ganancias empresariales y financieras, facilitando corruptos saqueos burgueses, en detrimento de la economía popular. 
Suelo criticar en "Podemos" la ausencia de un programa claro, la flojera de sus dirigentes, extremadamente verticalistas, y cierta reiteración de los viejos vicios de la política española.Sostienen no tener ideología, y es una confesión tan sincera como la incuestionable vocación social, puesta de manifiesto por sus principales dirigentes. El PSOE, PP e Izquierda Unida juegan a identificarlos con Venezuela, ETA, el fascismo o la mera ambición de poder. Nada más torticero. Cierto es que la formación está en pañales en una serie de aspectos pero, en cualquier caso, proyecta la nueva izquierda de una joven generación, respaldada por muchos veteranos, destinada a reemplazar, en una u otra forma, la vieja política de derecha, centro e izquierda, enancada en el letal bipartidismo. Funciona en los EEUU (veremos hasta qué punto), pero no en Grecia, España y en fechas próximas Portugal. En Italia se murió hace años, sin poderse articular una respuesta semejante a la de "Podemos" o "Syriza". Berlusconi, y ahora Renzi aprovechan esas precarias circunstancias, si bien, el miedo a movilizaciones haya impedido recortes tan brutales como los españoles y griegos. En Francia es igual. Los hacen con cuentagotas desde los años 90. Sin embargo, cuando millones de familias empobrecidas no tienen nada que perder, habiéndolo perdido casi todo, surgen estos movimientos contestatarios. Hay que apoyarlos, sin duda alguna. Aunque mi conocimiento de la Historia y la experiencia me veden entregarme a ellos, aboliendo una independencia política basada en el sentido crítico, adquirido en mis peregrinajes por el mundo. Fue la que me llevó a escribir biografías importantes, y tan reflexivas como este comentario de hoy, con ventiladores sofocando el tremendo calor de Rio (batiendo marcas desde 1917), mientras el eco  de los coloridos carnavales se deja ver y oír en la ciudad.

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