SE ACABARON LAS BROMAS

Hay que volver a categorías marxianas arrinconadas en el desván. Este violento descalabro político y social lo impone, y la Historia le obedece una vez más. La lucha de clases, enmascarada por un consumo con bajo progreso cultural, es una de ellas. Otra, la alienación, esa forma de locura colectiva que genera la lucha por la vida en el capitalismo. Se acabaron las bromas pequeño burguesas del desencanto, ridiculizando a Carlos Marx frente a Groucho, aceptable payaso público; tacaño y poco enjundioso en la vida real. No es que Carlos fuera perfecto. Pero escribió cosas muy útiles más allá de sus defectos. Leerle junto a su amigo y colaborador, Federico Engels, es provechoso. Aunque el mundo sea otro, los sistemas económicos, políticos y sociales que edificó el hombre deben ser mejorados con urgencia.