Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

martes, 15 de julio de 2014

EL MODELO T, O LA REVOLUCIÓN SOCIAL



Los que hablan de Libertad y Democracia desde el gobierno y la derecha española refieren las suyas, no las de millones que lo han perdido todo, incluso la vida en muchos casos. Cuando por pegar una oblea de protesta te imponen tres años de cárcel y una multa impagable, el imperio de la justicia no existe. Sí el del despotismo, la propaganda hipócrita y miserable, e incesantes leyes que cercenan cualquier disenso, negando derechos sociales y laborales. Esa es la corrupción mayor. La otra, en la que casi nadie va a la cárcel, es su mera consecuencia. En cualquier parte del mundo a eso se le llama dictadura. La fórmula comprende a toda Europa, aunque en los llamados países ricos se conserven las formas parlamentarias y judiciales, junto a derechos fundamentales. Tiempo al tiempo. El apetito voraz del rampante neoliberalismo no hará excepciones en las clases menos ricas de estos países. España, Grecia, Portugal, Irlanda e Italia, dibujan el horizonte oscuro de un porvenir continental cercano a la lucha de clases más furiosa. Lo de España, ex potencia fallida, hoy ejemplo de cómo retrogradar décadas en el corto plazo, es el ensayo más brutal de una fórmula magistral. Sin embargo, que las clases populares lo pierdan todo conduce a reacciones sociales que los poderosos han olvidado. Leer la Historia es, como cualquier otra lectura, cosa del pasado. Para las grandes fortunas y los políticos o empresarios corruptos, cuenta revisar las cifras macroeconómicas en el apartado de pérdidas y ganancias. Hasta no hace mucho, los europeos humildes tampoco leían, y no es que lo hagan hoy especialmente, pero bajo el azote de la miseria empiezan a razonar, empleando criterios de clase tan extremos como los de sus victimarios. Esta relación causa/efecto va trazando el futuro. Subestimar a los explotados, escarneciéndolos de continuo, termina insumiendo costes muy superiores a los de reconocerles el derecho a una vida digna. Las nuevas generaciones de empresarios y sus cómplices en todas las esferas de la vida social, entregados al Dios de las finanzas, operan con esa cortedad de miras. En el área, el capital no puede contener más fuerzas productivas, por ende, eligió destruirlas, negando la noción elemental del poder de compra en cualquier mercado. Afirmada hace más de un siglo por el pionero Henry Ford, cuyo principio fundamental era acumular ganancias permitiendo que sus trabajadores pudieran comprarse un modelo T.

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