Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

lunes, 28 de julio de 2014

EL DILUVIO QUE VIENE

           
El Arca Bíblica, aguardando pasajeros para el naufragio moderno


Los socialistas de Felipe González mimaron a Pujol y su tribu de CiU, hasta la saciedad. Era necesario escindir a los españoles bajo el lema "divide y vencerás", para someterlos mejor, echando mano del folclore, los sentimientos genuinos y el voto aborregado. Lo mismo hizo Aznar, hasta que la corrupción del uno y los otros fue tal, que perdieron el poder los tres, a ritmo de Cha Cha Chá, con las espaldas bien cubiertas y el trasero muy sucio. Los tiempos han cambiado. En medio de esta crisis sistémica de falsos próceres con las vergüenzas a la fresca, van cayendo los que antes eran intocables heraldos del patriotismo moderno. Fue la leyenda del Rey Midas al revés. Todo lo que tocaron estos señores se transformó en basura, mientras la furia popular en este país sin futuro crece imparable hoy día, cuando la gente duerme bajo los puentes y recoge comida en los restaurantes de barra libre y contenedor de los señores Rajoy y Montoro, bendecidos por la Banca y las multinacionales que nadie votó.
Que se preparen los actuales gobernantes. Lo de Bárcenas, Matas y Fabra son gajos podridos de la mandarina; leve carne de prisión sometida a fallos de risa. Al borde del holocausto electoral, hasta el odiado partido de gobierno en pleno llegará implacable la tan merecida plaga frutal, visible hoy en su pútrido agusanamiento. También alcanzará a los desbancados que aún no hibernan tras las rejas y tanto dolor han causado, encabezados por Blesa y muchos otros mafiosos y criminales. Todo a su tiempo. Si lo que arropaba el glorioso manto de la Transición semeja en estos tiempos una vulgar pieza de arpillera, de las que se echa mano para guardar patatas, billetes malhabidos o basura, sus beneficiarios caerán uno tras otro, como el gran farsante de la cultureta, la Senyera, el Palau y el tres por ciento, señor Pujol, uno de los ricos del mundo mundial; o aún más bajo que él si cabe. 
Y la verdad, caben muchos, muchísimos canallas en esta Arca de Noé que les obsequia la Historia, preparada - también al revés, esta vez del fabulario bíblico-, para naufragar, junto a sus bestias y reptiles con forma humana en el diluvio que viene.

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