Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

miércoles, 23 de julio de 2014

LA OBSTINACIÓN, MADRE DE TODAS LAS BATALLAS


Por fin completé el segundo libro de "La Saga de la Esfera brillante". Por un error operativo, causado por mi impericia guardando archivos, habían desaparecido para siempre casi treinta páginas a simple espacio, de las siete más previstas para culminar la redacción, sobreviviendo apenas unos esbozos que no llegaban a la decena. Admito empero, que tenía la base de la historia en el disco duro de mi cerebro. Ahora solo cabía mejorarla sin desmayo alguno. A fuerza de errores se aprende. No existe una edad o capacidad límite para ser menos burro, y yo apliqué el principio sin desmayar. Luego, en una semana reescribí la historia, elevando la calidad sustancial de aquel borrador. De forma tal, que no eché en falta lo perdido. Competir con uno mismo arroja ciertas ventajas, de saberlas aprovechar.
Asimismo, la obstinación volvió a desempeñar el papel de siempre, a lo largo y ancho de mi historia. En mi tradición, el aprendizaje incesante desempeña un rol central. Es la proteína que te permite crecer venciendo la adversidad y cualquier contratiempo, a menos que la biología te juegue una mala pasada. El más insignificante logro humano obedece a ese cúmulo de factores, tan visibles en la investigación científica; mucho menos en la creación literaria, salvando unos pocos ejemplos contemporáneos, siempre presididos por el esfuerzo. Pronto el texto, tras ser revisado por mi prodigiosa compañera, será ilustrado por Nerina Canzi tras leerlo, llegando a Kindle Amazon editado por María Aparecida. Un par de semanas después emprenderé el tercer libro.

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