ANALOGÍAS

Escribí la biografía de Juan Perón, militar de profesión, líder carismático y patriarca criollo, parido desde el vientre de una tehuelche inseminada por un blanco venido a menos, en choza humilde, acunando sus primeros berridos una caja de madera del vermú "Cinzano", a falta de otro mueble que su familia humilde pudiera proveer. Murió inmensamente rico, en el poder y rodeado de los buitres que acompañaron su última presidencia, semejantes a los de la segunda, con un brujo asesino colgado del estribo en el último viaje. Democratizador social y tirano político, llegó a identificar la patria con su persona. Pujol i Soley, señorito de Catalunya, educado en un colegio alemán durante la Posguerra Civil, no puede comparársele, más que en un alto grado de inteligencia pícara y florentina. Por razones de carácter social impulsadas por aquel líder, pervive el peronismo en Argentina, mientras el partido del timador nato, no lo hará de nuevo, tras el previsible hundimiento de Artur Mas, su delfín tardío. El ex Honorable, nació burgués, montó una estructura político financiera, a tono con su ambición en épocas de relativa prosperidad, y así morirá, tras esta sobrevida penosa y humillante, ganada a pulso. Con todo, las analogías repiten, pese a las diferencias, la partitura eterna de los que se creen dueños de brindar mentiras, o verdades de trocha corta a los demás, guardándose las más íntimas bajo llave y clave secreta, en la caja fuerte del absoluto desprecio por el prójimo.