Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

lunes, 21 de julio de 2014

LA LEYENDA

  La miliciana María Jinesta nos destina su media sonrisa mientras monta guardia frente al Hotel Colón de Barcelona, a mediados de 1936.


Los pueblos sin heroicas leyendas, que alienten el presente, no tienen futuro. La más grande, y tal vez única leyenda de España en muchos siglos, no fue descubrir y colonizar América asesinando aborígenes, a cambio de legarles la sífilis, sino la solitaria resistencia al golpe fascista y sus compinches: un auténtico cantar de gesta digno de celebrarse. Por esa sinrazón, propia de los que no tienen otra patria que los bienes y el dinero, los reaccionarios de siempre, sus hijos y nietos intentaron sepultarla, junto a los restos mortales de muchos republicanos, y la memoria de millones de héroes, durante más de tres décadas una vez muerto el tirano genocida. Que lo hayan conseguido, empleando falsos espejismos y reales amenazas, explica esta podredumbre actual. Ella brota junto a los gusanos y roedores de la desmemoria oficial, gastando ese "a mí qué me importan el pasado,"las dos Españas", los putos ideales y el vecino". 

Ya va siendo hora de restaurar aquella conmovedora historia de coraje, fraternidad, valor y ansias de justicia social, enterrando para siempre a estas alimañas, sus sepultureros. Eso, entre otras cosas, para así restaurar la moral perdida y no morirnos de frío, celebrando con orgullo en las calles y pueblos de la patria real, devastada por la pobreza de muchos y la corrupción de unos pocos, una magna leyenda, que hoy nos arrope y reconforte en este helado Continente, cada día más viejo e inhóspito, recuperando la dignidad que un día nos secuestraron tras una injusta derrota y su largo silencio...

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