EL ARTE Y LA VIDA

Anoche, en apenas media hora, Amazon Kindle publicó mi último libro. No es una novela tan extensa como las que acostumbro a escribir, pero en relación con el procedimiento habitual, registrado hace un año, cuando publiqué "Detective en Hollywood 2", la movida se disparó como una centella. Otra cosa serán las ventas. A este autor no lo promociona nadie, ni siquiera los críticos deslizan algún comentario. Todo esto te lo cambio por la libertad de editar sin pasar por las humillaciones a las que intentan someterte los pavos reales que pueblan los corrales de agencias literarias y editoriales. Tampoco por el cedazo inmundo de "lectores de pago" (léase escritores fracasados y rencorosos, llenos de envidia ante la menor calidad). La última vez que me publicaron, eran mis dos primeros libros, terminaron estafándome tras el pago de un anticipo. Luego, obviaron detallar las ventas, ocultando nuevas ediciones y subidas, sin autorización, en "Kindle". Esos son los de "T & B Editores", ya mortecinos, aunque siempre ladrones. Todo eso quedó atrás luego de cuatro ediciones de otras obras que pagué de mi bolsillo. De resultas, no me alcanzaba el parné, destinado a alquilar críticos profesionales en los medios importantes comprando publicidad. Esto sucede en España, Argentina y otros lugares que desconozco, aunque intuyo. La debacle literaria de los últimos veinticinco años condice con tales procedimientos. Entre otras cosas, se edita basura gracias a los mismos, alzando una barrera infranqueable contra cualquier obra maestra y aquellos escritores que hacen de la dignidad su estandarte. 

El único inconveniente que presenta el ebook, radica en las obras que primero no fueron bendecidas en papel. Viene a ser el agua sacramentada que baja turbia y empastada desde las grandes cabeceras. De forma tal que, el libro virtual es un negocio agregado, no su columna. El drama no está ahí, sino en que una inmensa mayoría del mercado solvente, que puede permitirse entrar a una librería para comprar algún título, no lee, o lee muy poco. Entonces, se deja espacio a las marcas. García Márquez, Cortazar, Borges, y algunos españoles contemporáneos que no valen un soberano carajo sirven como negocio. De ellos se valen casas como Tusquets, Planeta, o Random House, Pengüin, Norma, Sudamericana,ect para estafarlos también a ellos o sus herederos. Porque estafan a todos ocultando tirajes y circuitos ocultos de distribución. El libro, señores, no podía faltar en el conglomerado mafioso omnipresente en los medios. Confieso mi preferencia por la espartana humildad del ebook. Y que me lea quien tenga ganas. Porque para eso escribimos los que amamos el arte y la vida.