Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

sábado, 28 de septiembre de 2013

UN MÉTODO EJEMPLAR


 Mariano Rajoy: hombre místico, presidente de turno y devoto apóstol del  PP



Son varias las razones que acreditan la supervivencia de este pésimo gobierno y su cabeza visible, Mariano Rajoy.

En los entresijos de poder y su equilibrio, siempre al borde del abismo por la paulatina reacción social y los casos de corrupción, se destaca la conducción de este presidente y jefe partidario, siempre dispuesto al amparo de su tropa en todos los frentes de guerra abiertos; empezando por el gabinete y sus integrantes, cuestionados al unísono en el desempeño, entre cruel y patético de sus funciones. 
El caso de Ana Mato, sobradamente incapaz de justificar nada de lo que vincula su inmediato pasado a la trama Gürtel, es tal vez el más clamoroso; aunque el palmarés de la impopularidad se lo lleve el tan bien detestado José Ignacio Wert; seguido de Alberto Ruíz Gallardón, el poco energético y envarado Soria, un MarCallo fatuo y liante que roza el delirio imperial, o la ministra de las rebajas y rercortes, Fátima Báñez, devota de la Vírgen del Rocío y la precariedad intelectual. Últimamente, tras el desastre ferroviario de Santiago de Compostela, se han lucido la ministra de Fomento Ana Pastor y el barbado Arias Cañete, el yantador de yogures caducados; ansioso por largarse a Bruselas. Pero sin lugar a dudas, los Zipi y Zape de este elenco arrancado de una comedia bufa, y a la vez sangrienta, son Luis de Guindos y Cristobal Montoro, los supernumerarios de la cuadratura económica imposible. 
Ya he mencionado a la señora Sáenz de Santamaría como el bonsai de confinza del gallego de Santa Pola. Pese a la ristra de fracasos y desligitimación pública de cada uno de los personajes, siguen en sus puestos, gracias al imperturbable Rajoy.
Hacia el aparato partidario también destina el último su halo protector de falso hombre bueno y eficiente componedor. Desde la diferida Cospedal hasta el último mono que habita el cuartel de Génova, reciben dosis impresionantes de "cariño". A menudo en contante y sonante. 
Así definía hasta no hace mucho el expatriado del Paraíso pepero Luis Bárcenas, la calidad sentimental del jefe supremo. Sabe que, dentro de sus cada vez más estrechas posibilidades Mariano le aguantó la vela; hasta el extremo de afirmar "que nadie podría jamás probar que no era inocente de los cargos que se el imputaban desde el 2009", girándole incluso, esos póstumos SMS de aliento, tan comprometedores. Igual conducta administró antes con Jaume Matas, el valenciano Francisco Camps, Fabra el longevo cacique de Castellón, y toda suerte de imputados en casos de corrupción, que en el País Valencia (epicentro de la trama) superan los 200.
Estas artes de sumar contra viento y marea y hasta el final a los suyos, resistiendo cualquier evidencia de delito,  es el factor clave de la fidelidad política; aunque poco y nada tengan que ver con la ética. Si el Partido Popular sobrevivió sin descomponerse durante 35 años, mediante financiación irregular, sumándole el timo constante a Hacienda, que somos todos, fue por esa defensa contumaz de sus huestes. El fundador Fraga Iribarne, y luego el hoy vigoréxico Aznar observaron esa conducta invariable, llevada al extremo en tiempos de crisis por Mariano Rajoy.
Incluso, hasta puede entenderse que las críticas de la ambiciosa Esperanza Aguirre sean menos rupturistas que erosionantes con quien hoy corta el bacalao.
Que huela a podrido y pocos quieran comérselo exime al plantel de cocineros, cohesionado por la mayoría absoluta de viejos votos, y el miedo a perder el estado de gracia que destila la fortuna del poder, representando los intereses locales y foráneos de la derecha europea.
Rajoy es para ellos un perfecto instrumento de cohesión: la gallina que da de comer a sus polluelos, y a las restantes aves carroñeras que surcan el cielo continental, a base de expolio, mentiras vergonzantes, y estafas, politicas y sociales, extendidas como un talón en blanco por mandato de Bruselas, Berlín y el FMI, hasta dónde aguanten los ciudadanos.
Durante muchos años Salvatore Lucania, alias "Lucky " Luciano, cohesionó a las familias de la mafia, hasta entonces a la greña, estableciendo leyes y procedimientos acuerdistas que le permitieron sobrevivir en los EEUU. Fue un modelo a imitar por mafias políticas en todo Occidente. A Luciano y sus compadres le  deben los italianos el diseño de sus formaciones en la posguerra, infiltrando a los partidos de derecha y centro.La España posfranquista no se libró de esa gravosa herencia...


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