La
posibilidad de un estallido social que ponga freno a tanto despojo,
depende esencialmente de dos ciudades: Barcelona y Madrid, sede del
Gobierno central y las Cortes. Hoy por hoy son parcelas enfrentadas
desde cuestiones de soberanía territorial. En ambas gobiernan personajes
corruptos, partidarios del neoliberalismo, enzarzados y a la greña. La
tragedia no radica en el enfrentamiento
de estos burgueses logreros, sino en la consiguiente división de sus
golpeadas clases medias, cada vez más amenazadas por el paro, nuevas
confiscaciones, y la realidad de una miseria avasallante que acabó
llevando la pobreza o precarización social en este país al 20% de la
población. No me olvido de Andalucía, donde las cifras de la catástrofe
empeoran. Pero allí no mandan los Cañamero y Sánchez Gordillo. El poder
compartido entre el PSOE e IU, maquillando lo inmaquillable lo dice
todo.
Vuelvo a Barcelona y Madrid, donde tampoco tallan los restos del 15 M, la Marea Blanca, el repudio a Wert o Gallardón, ni el PAH, para señalar que la disputa entre los respectivos nacionalistas significa que, en una forma u otra lo tienen bien atado. Casi como lo dejó Franco en póstumo legado, reconvertido por esta democracia tan poco democrática en una tela de araña, eficiente como pocas atrapando moscas en la red.
Vuelvo a Barcelona y Madrid, donde tampoco tallan los restos del 15 M, la Marea Blanca, el repudio a Wert o Gallardón, ni el PAH, para señalar que la disputa entre los respectivos nacionalistas significa que, en una forma u otra lo tienen bien atado. Casi como lo dejó Franco en póstumo legado, reconvertido por esta democracia tan poco democrática en una tela de araña, eficiente como pocas atrapando moscas en la red.
No hay comentarios:
Publicar un comentario