Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

sábado, 14 de septiembre de 2013

LA PARENTELA

 
La enseña franquista, memorioso bastión de la derecha española en el poder


La brutalidad manifiesta de los canallas que ingresaron en la delegación catalana de Madrid es la misma que, a golpe de Real Decreto y Consejo de Ministros saquea los salarios y las pensiones, estafa en las preferentes y desahucia a varias familias por día, reduciendo a escombros la sanidad y la educación, mientras su Reforma Laboral agiganta las cifras de paro e indefensión pública de los asalariados. 
De hecho, esa brutalidad pertenece a la obra de misma familia, nostálgica del franquismo y enemiga de la verdad histórica. Se les podrá clasificar por categorías sin que desaparezca el ADN del parentesco criminal. 
Los miembros "constitucionales", con el Ejecutivo a la cabeza, acreditan la mala entraña de los otros. Son por igual despiadados, insensibles y malvados. El fruto malsano de una pesadilla viviente que permanecía oculta bajo el disfraz ofrecido por la cierta prosperidad. Ese fue el ayer de las tres últimas décadas. 
Desde el 2007, la crisis europea y el V Reich cambiaron las reglas de juego, aquellas que autorizaban la amable apariencia de un Estado de Derecho más o menos amparado en la cierta abundancia. Ahora, la crudeza de la realidad y una masiva pobreza llevan a que los peores instintos de clase gobiernen Grecia, Portugal, Irlanda, Italia, y desde luego a nosotros, los dóciles camareros del sur.
Visto el cuadro, aquí no parece necesario que despunte en el cercano horizonte otro "Amanecer Dorado". Eso es asunto de griegos. Con este Partido Popular y un PSOE rendido ante la circunstancia paneuropea, la tiranía social de las minorías "constitucionales" garantiza sobradamente el presente estado de cosas. 
Eso se llama centralización política. Un asunto español de naturaleza tan destructiva como el ejemplo griego, aunque se manifieste más veladamente.
La pretendida sacralidad de nuestra Ley Fundamental ante la tan temida secesión catalana no operó para que los dos grandes partidos le introdujeran una gravosa cláusula disfrazada de supositorio, que ata nuestro destartalado carromato al de los vencedores europeos, vía pago de la deuda exterior. Bastó entonces un sencillo acuerdo de partes, facilitando los destrozos, ya insinuados por Zapatero, y que el inefable Rajoy hundió como una estaca en el cuerpo social de esta nación, hoy vasalla sin careta alguna, por obra y gracia del mismo Dios que iluminó el sendero de Francisco Franco Bahamonde, y su sueño abstruso de "Una Grande y Libre". 
La enseña de su aguilucho, al fin y al cabo un ave rapaz, es la misma que alzaron los fascistas de anteayer y los niñatos de las "Jóvenes Generaciones" de la formación en el poder; agresores de los veteranos afectados por las preferentes, y conmilitones de los alcaldes y ediles que evocan al dictador. Un personaje "autoritario", no el sátrapa y genocida, según el Presidente de gobierno; el mismo sujeto que desde 1939 hasta 1975 nos salvó de la "República criminal", a tenor de lo que desprende el preclaro señalamiento de su portavoz parlamentario, el cínico señor Hernando, con su típica sonrisa de medio lado. 
La novedad más reciente en la gestión de este reino modélico erosionado por la corrupción, es el inminente saqueo de las pensiones. No es lo que faltaba. Con ellos en el poder y la oposición, falta mucho más. 
La voracidad de esta parentela llegará, amigos míos, tan lejos como lo permitan el pueblo español, sus catalanes, gallegos, vascos y etc. Me refiero a las víctimas del expolio, no a quienes lo ejecutan, por mayoría absoluta o minorías complacientes. Por la gracia de Dios, de una democracia a la que vienen saltando los fusibles, o de la fuerza bruta. Esa que administra todo lo demás y se deja sentir, en esta patria enajenada, víctima de la depredación continental por obra de propios y extraños.

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