Rajoy esta mañana en el Senado, aguantando el castigo
El
rebuzno presidencial sonó en falsete. Rajoy probó de nuevo no ser la
clase de persona a quien se le puede comprar un coche usado.
Arropado por su encapsulada tribu, centró el ataque de veterano
parlamentario sobre la oposición, en Rubalcaba, echándole un cable,
quizá atajando cualquier intento socialista de reemplazar a un rival tan
debilitado en las encuestas a pie de calle.
Igualmente, quedó clara la impostura, temulenta desde el asiento de su
banca aguantando el castigo. Incluso hasta por momentos, su mala cabeza
semejaba afirmar lo que decían sobre su condición de timador Rubalcaba,
Cayo Lara y Rosa Díez, los diputados y secretarios generales de sus
formaciones -coralmente aguerridos esta mañana-, reflejando puntos de
vista que convergieron desligitimándole, desde diferentes enfoques.
Menos el impresentable Durán i Lleida (recordar casos Pallerols y
Palau), en nombre de Convergencia i Unió, vinieron a exigirle una
renuncia que fue denegada sin que argumentos sólidos la invalidasen,
salvo la falta de vergüenza del aludido.
En el tan improbable
supuesto de que el Presidente fuese engañado, desde otros cargos
prominentes y durante más de veinte años por alguien como Luis
Bárcenas, con quien mantenía una relación personal de amistad, tampoco
podría hospedarse en La Moncloa, ni guarecerse en el trono de Génova
como él lo hizo hasta el día de hoy.
El párrafo acusatorio que
dedicó al periodismo de investigación (esta vez en la persona de Pedro
J. Ramirez), sindicándolo responsable de su linchamiento mediático,
proyecta las fobias que le desatan aquellos informes y opiniones
contrarias a su persona. Tara más propia de un gobernante ruso, sirio o
iranio, que de otro español.
Los dramas del PP y su vulnerable
cabeza no expiran este día inicial de agosto, tras una comparecencia
forzada por las circunstancias.
Tras el periodo vacacional, o quizá
durante el mismo si Bárcenas lo decide desde Soto del Real, la lluvia
ácida de la condena pública y el descontento popular seguirán cayendo
implacables sobre la formación corrupta, su abominable Gobierno y el
pálido registrador de la propiedad que les oficia de cacique.
Las
encuestas inmediatas darán cuenta de aquello que opinan los ciudadanos
sobre este paripé presidencial. Monólogo inconsistente y falso, a partir
del cuál, este mandatario propio del medioevo y su gabinete de malvados
e incompetentes se verá inmerso en nuevas dificultades operativas. De
las que ni siquiera Merkel y Draghi podrán salvarles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario