Frente al grave accidente sufrido por Cristina Cifuentes, la señora Elena Valenciano acudió presta al sanatorio donde recibe atención la Delegada del Gobierno en Madrid. Un comentario de la ladera de Rubalcaba en el PSOE desnuda en llaga viva los fuertes vínculos subjetivos que unen al Partido Popular y la actual dirección socialista:
-Es una mujer fuerte y peleona, creo en su recuperación...
Desde su cargo, Cifuentes no ha manifestado el más mínimo talante democrático con los manifestantes en el centro de Madrid, calumniando además muy suelta de cuerpo al PAH (Plataforma de Afectados por la Hipoteca) y Ada Colau, señalando su connivencia con el terrorismo; asunto que le ha valido una denuncia penal.
Los acontecimientos han demostrado la manifiesta rivalidad de las huestes del señor Rubalcaba con el PAH y Colau, al punto de usurpar una iniciativa del movimiento contra la actual Ley de Desahucios en el Parlamento. Como trasfondo es fácil advertir la mayor cercanía entre el Partido del Gobierno y la oposición socialista, que entre los movimientos sociales y estos últimos.
No deseo por cierto que la accidentada deje de existir, sí en cambio que lo haga la política que nos lleva a este dique seco, y ella encarna desde su puesto.
En las consideraciones volcadas por Valenciano sobre el drama de la Delegada (solidaria con ella cuando se borró de Twitter, pretextando proteger a sus hijos de calumnias e infundios) se observa, a más de un feminismo inadecuado y comadrero, la exaltación de virtudes comunes al fascismo mussoliniano.
Sus representantes eran "fuertes y peleones" según el credo. Cualquier templanza que no se aplique a la preservación sagrada del equilibrio social se empeña en desequilibrarlo. Esa es la verdad que no respetan Cifuentes y su tan respetuosa amiga.
En mensaje matutino dirigido a la última en su muro Face, le pregunté: "¿Conoce usted la Historia del fascismo?" No respondió, desde luego. Yo respondo por ella. No lo creo, y si la conoce por que su titulación universitaria en Ciencias Políticas le habilita el rastreo, no supo interpretarla.
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