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sábado, 10 de agosto de 2013

LA DICTADURA PARLAMENTARIA

   
Tras asesinar a Giacomo Matteotti en 1924, este monstruo ganó elecciones por mayoría absoluta. Un paradigmático ejemplo para otros asesinos del Estado de Derecho y el bienestar social.


Nos gobierna una virtual dictadura parlamentaria, ejercida mediante Reales Decretos, con amplias ramificaciones en gobernaciones y autonomías.

La circunstancia, basamentada en una estafa política sin precedentes, les ha permitido demoler buena parte de los beneficios sociales conquistados durante treinta y cinco años en tiempo récord. 
Favoreciendo a espuertas delitos fiscales, y el arbitrio empresario, mediante la abominable Reforma Laboral, se aumentó el paro, complementado por el despliegue de estandartes privatizadores en la Sanidad y la Educación. La potencia destructora del bulldozer gubernamental, auxiliado por los bancos, las multinacionales y la Iglesia, hunde su filosa estaca en el corazón del Estado.
Desde los poderes Ejecutivo y Legislativo se controlan parcialmente el Judicial -vías ministro de Justicia y Fiscalía del Estado-, junto a las competencias represoras de la policía, subordinada al Ministerio de Interior. El espíritu de cuerpo, la brutalidad, incultura social y atraso, campan en los legisladores del PP, sus gobernadores y alcaldes. La caverna y la taberna son sus sellos distintivos.
Pese a los impresionantes casos de corrupción en el Partido y su Gobierno, empezando por el señor Rajoy, nadie ha renunciado en los últimos dieciocho meses de semejante gestión, respaldada ampliamente desde Berlín y Bruselas.
En 1924, tras ordenar el asesinato del líder socialista, Giacomo Matteotti, Benito Mussolini y su Partido Fascista obtuvieron la mayoría absoluta, instaurando una larga dictadura. La estrategia de la derecha española, clerical, monárquica y neofranquista, consiste en quebrar el espinazo de la sociedad, subordinándola, a base de precarización y miseria generalizada. Los métodos represivos del viejo fascismo, basados en el temor y la desmoralización ciudadana, no han cambiado de esencia en el trasfondo español y europeo. 
Hasta hoy, el PSOE y el gruesos de sus parlamentarios, gobernadores y alcaldes, ha facilitado ampliamente esta labor; ya observada en Grecia y Portugal. Las actuales dictaduras continentales, son por ello parlamentarias. La que ocupa el poder entre nosotros, es la más feroz y rapiñosa de las padecidas en el Continente.
La calle tiene la palabra...

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