Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

domingo, 4 de agosto de 2013

RONDANDO EL ACTING OUT

 
Rajoy y su comedia de las equivocaciones precede la imagen de Gloria Swanson interpretando a su alma gemela en el acting out.



En "El crepúsculo de los dioses"(Sunset Boulevard/1950), el personaje de Norma Desmond, encarnado maravillosamente por Gloria Swanson, desvelaba su locura transportando el ayer de gloria al presente oscuro, donde ya no era la gran estrella, amada y envidiada por todos. 
La envejecida Norma padecía un trastorno paranoide de gran magnitud y terribles consecuencias. Lo que sucede a Mariano Rajoy es algo semejante. Pero lo que separa su instante de gloria del magma actual son apenas veinte meses de gobierno, ajustado a normas dictadas por la UE y la voracidad corrupta de su partido. 
La forzada comparecencia presidencial del jueves en el Senado, proyectó su divorcio real de la ciudadanía y parte de los votantes que dieron mayoría absoluta en las cámaras al PP, refrendando la acreditada por la formación en autonomías y municipios. 
La gestión "a la griega" de Rajoy y su desastrado gabinete ahondaron la crisis económica y social legada por la gestión socialista, llevándola a extremos insoportables. En consecuencia, el Presidente no halló mejor remedio ante el acoso popular y el asedio periodístico (factor clave en el destape de la olla podrida en materia de financiación partidaria y enriquecimiento en prominentes figuras del partido y el Gobierno), que encapsularse en un plasma o evadir preguntas incómodas de la prensa. 
El Caso Bárcenas agudizó el cuadro, manifestando la veracidad de su vieja concupiscencia personal en la trama corrupta, de la que figura como uno de sus prominentes beneficiarios, según las aireadas cuentas del ex tesorero y gerente, hoy tras las rejas en un proceso que recién comienza.
Son bien conocidas las idas y vueltas del Partido y sus voceros antes de considerar a Bárcenas "un delincuente" surgido nada menos que del infierno, para enturbiar la imagen del Gobierno y su formación ejemplar.
Durante su reciente comparecencia, quien todavía manda en la Moncloa, manifestó la paranoia aquella de Norma Desmond, creyendo legítima una relación con el mundo y las gentes en modo alguno ajustada a la realidad. 
El manifiesto drama, consiste en que Rajoy necesita creer, y hacer creer a los demás que su mayoría absoluta no ha menguado. 
En realidad lo vino haciendo durante los dieciocho meses de gobierno, a la par de su profunda desligitimación presidencial. Ha mentido al afirmar que Bárcenas, su mano derecha contable durante los últimos veinte años, lo engañó. Era el argumento favorito de sus voceros y él lo repitió desde su cargo. De ser real su chapucera fantasía, bastaría para incapacitar no sólo el mando político en este país, sino el mero ejercicio de registrar propiedades en su despacho de Santa Pola.
Hasta esa imposible credulidad le aplaudieron los suyos en ese momento. Sin embargo, y esto es lo que cuenta, casi el 80% de españoles, según las encuestas, no le creyó. Era de esperar, aunque nombrase a Bárcenas en dieciséis ocasiones , desde que afirmó aquello de que "nadie prodría probar que no era inocente", tras el archivo en el 2009 de la vieja imputación, por la trama "Gürtel".
La valoración entre los políticos de primera fila es en su caso, la más baja de todas. Sin embargo, Rajoy actúa como si nada de todo esto fuera cierto, estimándose una suerte de heróico defensor de una democracia que él y su tropa pisotean de continuo, degradando a la población en todas las formas posibles.
Desde el hemiciclo y amparado en su mayoría absoluta cargó contra Rubalcaba y la prensa de investigación en la persona de Pedro J. Ramirez. Antes, Cospedal ya se había querellado contra el diario "El País" por la misma razón: silenciar las voces críticas, sepultando todo aquello que incrimine a su banda en los saqueos continuados de las arcas públicas. Todo lo hecho y por hacer, y esto es lo malo, fue, es, y será perpetrado en nombre de España y los españoles.
La paranoia, visible en el señor Rajoy, es un mal que comprende a casi todos los mandos del PP. En él es manifiesta con todas sus peculiaridades. 
Entregó su vida a la política fugándose de intensos dramas personales, reflejados palmariamente en su comportamiento al frente del Estado. Le pilló la crisis, destinándole menos fortuna que a José María Aznar en su momento.
En cualquier caso, no advertir la gravedad de su patología, señalada por la tendencia constante a huir de la realidad, sobre todo la de los demás, resulta hoy imposible.
En la escena póstuma de la tragedia, impresa por Billy Wilder, Norma Desmond bajaba las escaleras de su mansión bajo los focos de la prensa, tras asesinar a un amante joven, dedicando a un público imaginario su más delirante actuación antes de ir a la cárcel, o a un manicomio.
No sé cómo Mariano Rajoy Brey, notario de Santa Pola y Presidente tan poco creíble, enfrentará su acting out. Pero de momento, el que le precede es penoso y degradante. 
Aunque mucho más lo viene siendo durante su gestión criminal para los millones de parados y desprotegidos en este pobre país, devastado por la ambición de unos pocos, entre los que se cuenta él mismo en primera fila.
Falta verlo bajar las escaleras...

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