En la imagen superior, un Sam Spade de juguete. Abajo, el único e indisputable.
Visionada al fin la primera versión de "El
Halcón Maltés" en V.O.S. Nada que ver con la segunda, literal y memorable de John Huston, impresa nueve años después.
Pese a que el libreto no cambia de
personajes, el ritmo, la atmósfera y los parlamentos son el día a la
noche. En gran medida se debe al casting, enormemente superior, al igual
que el script, pese a que el presupuesto de ambas era de serie B, y
nadie apostaba por el éxito final empleando un reparto de secundarios
del Estudio, junto a un director primerizo.
El filme, de gran valor
narrativo se transformó en un clásico del género, asentado en el paso
del tiempo, y favoreciendo el posterior estrellato de Humphrey Bogart.
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