Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

miércoles, 7 de octubre de 2009

ESPAÑA: VERGÜENZAS DE LA DERECHA Y MANSEDUMBRE CIUDADANA.

Mariano Rajoy, jefe "subprime" del Partido Popular, en pleno pasmo.

El llamado Caso Gürtel está quebrando el espinazo moral de la formación Popular, en instantes que la soledad del Presidente Rodríguez Zapatero ante la derecha de su partido, los empresarios y muchos economistas, se acentúa, en medio de una crisis económica que no ha tocado fondo.

Sin embargo, este cáncer que significa la extendida corrupción en las filas derechistas, nacida en épocas de Aznar, abarca varias comunidades dónde sus discípulos gobiernan. El principal foco de atención se centra en Valencia y sus encumbrados funcionarios, entre los que destaca su Presidente comunitario, señor Francisco Camps (alias "El cura"), pero también afecta Galicia, Castilla y León (antiguo feudo de Aznar) y sobre todo Madrid, Comunidad gobernada por Esperanza Aguirre, una dama de hierro más feroz que Margaret Tatcher, aunque bastante menos ilustrada, pese a los aires "liberales" y culturosos que gasta su oxidación.

La corrupción se basamenta en dos pilares: los contratos de favor instrumentados desde el poder local, debidamente untados con importantes sumas de dinero negro (que benefician a altos cargos), y los desvíos de fondos destinados a financiar fuera de la ley al Partido.

El juez encargado del caso ha levantado parcialmente el secreto de sumario -consistente en un dossier de 17.000 folios- que envuelve este monumental estercolero.

Las escuchas policiales, debidamente autorizadas por la magistratura, han desvelado tratos de favor, multitud de regalos millonarios y hasta trajes a medida, que el señor Camps ha lucido con el donaire de Brummel y la circunspección de un obispo metodista.

De momento, el principal enjaulado, el "figura" Francisco Correa, admitió ser eje de esta trama de acumulación y repartija, auxiliado por Álvaro Pérez (alias "El bigote"). No podía faltar en la partida el tesorero del PP, ni siquiera la cierta pista que conduce hasta el poderoso y relacionado yerno de Aznar, señor Alejandro Agag, o algún antiguo ministro del hoy mentor de la FAES y empleado de luxe, fichado por Rupert Murdoch.

El problema para el pasmado Rajoy, honesto notario de profesión en su Galicia natal, flojísimo Comandante en jefe de una tropa improvisada con toques delictivos, radica en las precariedad de un liderazgo, armado en base a barones regionales hoy alcanzados de lleno por la trama "Gürtel".

Camps era su principal valedor frente a la guerra más o menos abierta emprendida en su contra por la belicosa Aguirre, ansiosa de encolumnar la formación según la fórmula aznarista del mando y ordeno.

Ella incluso, ha declarado "que caiga quién deba caer si es culpable de algo". Pese a que sus propios colaboradores son materia de investigación (habiendo renunciado ya algunos ante la pringosa baba que sin cesar supura la infectada trama Gürtel), no ceja en su ambición de liderazgo.

Haciendo de tripas corazón y con el ojo puesto en el desgaste socialista, Rajoy recomienda "indiferencia y olvido"; una receta que quizá adopta de la corrupción que hace más de tres lustros asoló al Gobierno del inadvertido Felipe González Márquez, comprometiendo en lo inmediato su futuro y el del Partido.

El PP de Aznar tomó el relevo electoral gracias a ello. Empero, en sus dos legislaturas la formación conservadora incubó el huevo de la serpiente que hoy la devora, tras envenenarla.

El atenuante a este grave y nuevo suceso de corrupción generalizada en uno de los dos grandes partidos del Estado español, es la baja densidad política de una población sujeta al voto tradicional, muy poco comprometida en el día a día ciudadano. En buen romance, quienes rechacen al PSOE por la derecha seguirán votando al PP (como si fuese el Real Madrid), aunque Rajoy esté por debajo de Zapatero en las encuestas de popularidad.

El rezago cultural del ciudadano medio se refleja en la escasa movilidad de su voto. De los sufragios socialistas no puede decirse otro tanto. La fluctuación del voto en el centro izquierda se refleja en la abstención de muchos votantes, o el trasvase de papeletas a la derecha por la vía centrista, también acreditada por el PSOE en su a menudo variopinta trayectoria.

De momento, las encuestas sitúan al PP tres punto por encima de los socialistas en intención de voto, de disolverse ahora la legislatura. Pero esto no ocurrirá. Con mayoría parlamentaria gracias a pactos y alianzas con la izquierda (nacionalista o no), y el auxilio de los sindicatos que aplauden las subvenciones oficiales a los parados, junto al sostén de las prestaciones a pensionistas y las obras sociales -pese al déficit y endeudamiento creciente que sigue generando el descenso de la recaudación impositiva-, nada presagia una inmediata disolución de las Cortes.

Tampoco el derrumbe del PP o el inmediato exit de Rajoy.

La España de hoy es así. La perniciosa división entre sociedad civil y sociedad política marca procederes. Lo demuestran palmariamente el estafador Millet y sus cómplices en la esfera política catalana, y lo refrenda esta otra Cueva de Alí Babá con sucursales en varios puntos del mapa.

Quienes desde lejos elogian la Transición no entenderán esta forma de vivir y ejercitar la democracia. La herencia del atraso secular y cuarenta años de silencio forzoso han desembocado en una democracia con aires aldeanos, donde el antiguo señor feudal o el sucedaneo franquista mandaban y ordenaban, sin temor a Fuenteovejuna.

La vigencia del Estado de derecho sigue sin alcanzar a todos por igual. Si robas una gallina vas a la carcel. En cambio a Millet, culpable confeso de una estafa que supera los doce millones de euros sigue en libertad; y aunque se le cite a declarar las perspectivas de enjaularlo pintan remotas.

Los apresados en el "Gürtel" -todos millonarios a costa del erario público y la impresionante evasión a Hacienda- son muy pocos. Luego de un periodo carcelario migrarán a los paraísos fiscales, disfrutando del botín resguardado. Para el PP no cabrá ninguna sanción pecuniaria por semejante desvío de fondos públicos, según reza la tradición que eximió al PSOE en su momento.

Hubo un instante, allá por los finales años ´70 en que una clase política de nueva hornada amagó con revolucionar este avispero de muchas avispas sin aguijón y unas pocas con el suficiente para matar elefantes.

Pero nadie rompió del todo con un pasado que ahora vuelve a destapar miserias orondas y malos vertidos.

Todo y más, a pesar de que en la economía pinten bastos y en política reinen las arenas movedizas y los monstruos del pantano asomen en un paisaje desangelado, de brutal crisis productiva sin perspectivas de superarse a corto o mediano plazo.

Si Goya viviera daría soberbio testimonio del aquelarre.

Nunca será tarde para seguir su rastro y actualizarlo, con el pincel, la pluma o la palabra.


1 comentario:

Tercera Opinión dijo...

Con respecto a todo esto de la trama Gürtel y de los sinvergüenzas de nuestros políticos (sean del partido que sean) me gustaría invitarte a leer mi último artículo:
"NO ES PAÍS PARA HONRADOS"

http://www.terceraopinion.net/2009/10/11/no-es-pais-para-honrados/

Un saludo.