Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

miércoles, 7 de octubre de 2009

EL GALLO NEGRO AL ASALTO.

Eduardo Duhalde en la confortable jaula, abandonada para anunciar la candidatura que faltaba.
Cuando a los trabajadores de Kraft Foods el Gobierno les reconoce como fuerza social organizada, hasta el punto de emplear fuerzas del orden para que sus delegados de la Comisión Interna no sean desaforados de hecho, sale de la jaula de buen pienso y confort el "ex", en ruta cierta de sumar a la muesca otra nueva, que huele a vejez.
Eduardo Duhalde se reclama salvador del peronismo y miembro de las 62 Organizaciones. Depende de cuáles. No serán, por cierto las del ´62, herederas de la resistencia y la movilización permanente; sí las de la connivencia con los que "se borraron" ante el Golpe de Estado en ciernes doce años después.
Caso contrario, retamos a que demuestre el caballero las huelgas que organizó desde las piscinas y balnearios que vigilaba con ojo avizor y la pereza al sol.
Ex bañero poco propenso a desarrollar branquias, este pequeño sujeto encarna la reacción pura en el interior del peronismo. Pese a los melindres ejerciendo la Presidencia en un periodo crucial, no pudo evitar que sus "malditos" compadres uniformados de la Provincia de Buenos Aires asesinaran a dos activistas, que luego rebautizaron por mandato popular una sureña estación de ferrocarril.
Tras algunos cacareos impropios de un gallo rojo, este oscuro ejemplar, rodeado de sus sindicalistas de tres al cuarto, se postula para las generales sin modestia alguna. Él viene a salvar el movimiento ante la baja velocidad del piloto Reutemann, depreciado en su virilidad política por una despechada colaboradora.
No supone una proeza imaginar lo que haría el susodicho bañero y millonario de Lomas de Zamora con los obreros de Kraft, la Memoria Histórica y la política internacional de su país.
Amigo de Aznar y nostalgioso de la gloria militar (tal como refleja con frialdad de carnicero aficionado a la sangre, su asesor, el glosador de las hazañas castrenses -entre 1976 y 1982- Abel Parentini Posse), este gallo negro con algún tinte de por medio en la desproporcionada testa, cacarea en horas nocturnas.
Su especialidad es la noche. Hora favorita en que los operativos de las Tres A o las posteriores del "Proceso" secuestraban y asesinaban jovenes argentinos, mujeres embarazadas, y viejos luchadores de una causa siempre joven.
Decía el diplomático "asesor ", que Queipo de Llano había "limpiado" en una noche lo que los "soldados" criollos en siete años. El tenebroso cálculo, remitido a cifras de contable supernumerario, brota de mentes ancladas en la represión sine die.
Fueron muchas las noches de terror desarrolladas en siete largos años, y pese a que sus cadáveres (muertos por tormento, bala o desesperación) lejos están de contabilizar los modestos guarismos que, él y otros canallas esgrimen, la candidatura de su patrón, impresentable grato al Departamento de Estado, la CIA y el pentágono ( con el beneplácito de empresarios como los de Kraft Foods) amanece, con fúnebres acordes para el futuro político de la Nación.
(Y, que conste, no me refiero al pudibundo diario de los Mitre & Co., sino a la otra y Grande, que merece un mejor porvenir.)

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