Roberto Micheletti abriendo cautamente las fauces para que sus moscardones no se escapen.
El felón y farsante sin nadie que lo quiera ensaya otra pirueta en el vacío.
Es uno de los seguros candidatos a que sus deudos le incineren y depositen las cenizas en el WC, para seguidamente tirar de la cadena.
Tal será el obituario del pequeño dictador con delirios de grandeza y pequeñez de origen, simétricas a las que ostentan sus mandantes y sirvientes...
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