Raúl Castro y la Presidenta argentina paseando "en igualdad de condiciones" entre la flora tropical.
En "1894" George Orwell retrató eficazmente la psicología de masas en un Estado totalitario. El dictador supremo, era "El Hermano Mayor", vigilando a toda hora y por los medios más refinados y abyectos la buena conducta de sus adoctrinados corderos.
En la Cuba actual el "Hermano" es "Menor". El mayor, retirado oficialmente del mando en su chándal, manda igual. De paso se le da por escribir con letra nueva viejas fórmulas, que le publica "la prensa libre" en las páginas del infumable y monopólico "Granma", junto a las de algunos satélites ideológicos pertenecientes al extrarradio.
Pero la Historia no se detiene, y mientras su valido detenta oficialmente el poder, Fidel le autoriza nuevas maniobras verbales.
A la reciente destitución de dos altos funcionarios, supuestamente "fidelistas" -resuelta en el mejor estilo estaliniano- se agrega ahora este ramo de olivo de material plástico, que Raúl tiende a la administración Obama.
"Les mandamos decir que estamos dispuestos a discutirlo todo, en privado y en público, cuando ellos quieran, sobre los derechos humanos, los presos políticos y la libertad de prensa..."
Bajo el calor del párrafo siguiente, el plástico del ramo empieza a derretirse desnudando su verdadera naturaleza.
"...Pero debe ser en igualdad de condiciones, sin la más mínima sombra sobre nuestra soberanía, y sin la más mínima violación al derecho de autodeterminación del pueblo cubano."
La "igualdad de condiciones" nada tiene que ver con un mandatario elegido por el libre sufragio, secreto y universal, frente a otro que nadie eligió.
Ahora bien; hay formas de elegir que, sin ser abiertamente dictatoriales rondan el baremo. En el concierto americano Hugo Chávez es un ejemplo, Daniel Ortega otro.
A cierta distancia rondan Evo Morales y Rafael Correa. Imposibilitada por época y personalidad de seguirle el rastro a Evita, la señora Fernández de Kirchner viene a simpatizar con la fauna, de ahí que en la instantánea dialogue con el tirano "antiimperialista", circundada por la flora tropical que brinda el paisaje.
Volviendo al olivo de plástico, lo de la "soberanía" ofrece igual variante. Sólo un pueblo libre es soberano. El que no, yace sojuzgado por los que usurpan en una forma u otra su voluntad.
Y de eso, los Castro y sus secuaces saben mucho. Sujetando con rienda firme el silencio de los demás durante cincuenta años se aprende cantidad. Y también se enseña; véanlo sino a Chávez, o al huelguista Morales, que pese a la medida de fuerza seguía cobrando el sueldo que le pagan sus indios y los blancos.
¡Así da gusto hacer huelga, incluso la de hambre!
La "autodeterminación" es tributaria de esa forma retorcida y criminal de ver las cosas.
En cualquier régimen opresivo- y el comunismo, o el populismo en todas sus variantes, acaparan casi todas las medallas-, los únicos que se autodeterminan, son los miembros de la nomenklatura o el gobierno "popular".
Los que no participan de la fiesta -por descontado la inmensa mayoría en el caso cubano- no pueden autodeterminar ni el suspiro. Se los determina en cuerpo y alma por decreto, en medio de estricta observación policial, vecina a la cárcel, la tortura o el asesinato.
Por ahí "Raulito", menciona a "los cinco héroes" cubanos encerrados en USA bajo cargos de espionaje. Es obvio que si el mandón les considera heroicos es, por que sin duda espiaban.
En realidad las dictaduras son verdaderas fábricas de espías. El que usurpa el Estado los precisa como el aire, vigilando afuera y naturalmente adentro, para señalar al desafecto, o al sospechoso de robar más de lo que autorizan los jefazos.
Tal como pinta el panorama en la isla y el mundo, presiento que Raúl Castro será el último; al menos en Cuba.
Por cierto, nada de lo aquí escrito extiende un certificado de pureza a la política exterior de los EEUU. Ella es en parte responsable de que los Castro, entronizados a pocas millas del gran coloso, aún manden y ordenen...
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