El logo del diario Clarín, fundado en 1945 por Roberto J. Noble, el ex ministro del fraudulento gobernador bonaerense Manuel Fresco, un paradigmático enemigo de la libertad de prensa durante la previa Década Infame.
En reciente parte, la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA), que nuclea a la gran mayoría mayoría de los diarios, revistas y periódicos, señaló el paulatino estrangulamiento de la libertad de prensa en el país.
La entidad, con 47 años de existencia, refleja un fenómeno preocupante para la joven democracia austral. La referencia elíptica a presiones gubernamentales sobre la libre opinión impresa acierta en el señalamiento de esta amenaza creciente.
Mi opinión sobre el particular se centra en un episodio que comprende al diario Clarín y sus blogs.
Hace unos días acepté la generalizada oferta del periódico sobre la implementación de un blog en sus espacios. En mi caso, se trataba de transladar al sitio virtual de Clarín el presente espacio, editado desde Google. Ellos procedieron a habilitarlo parcialmente, guardándose de confirmarlo. O sea, el blog figura, aunque como enclave muerto, sin chance de ser cubierto por artículo alguno.
En la omisión, han operado sin duda alguna la señora María Seoane, y los señores Daniel Muchnik y Rogelio García Lupo, amén de otros paladines de la libertad de opinión con antecedentes históricos y/o profesionales poco claros.
Todos y cada uno fueron criticados con el estilo y sustancia que me caracterizan; peor administrados que las de algunos y mejor que las de varios.
Siempre he creído que la relación entre las libertades (incluida la de prensa) y la sociedad civil es directamente proporcional a la flexibilidad de esta última.
Los medios son apenas un reflejo de la comunidad que los promueve y financia.
Si integrando ADEPA, Clarín se permite silenciar una voz independiente -aunque respaldada por una obra literaria e histórica, a la que suma más de 500 artículos de opinión en el último año y medio-, es porque refleja esta ausencia de flexibilidad.
El NO TRESPASSING de Charles Foster Kane (o William Randolph Hearst, según Welles).
Se me dirá que Clarín o cualquier otro medio se reserva el derecho de publicar opiniones que afectan a sus colaboradores de nómina. Pero no deja de ser significativa la aplicación del criterio con alguien que en cada artículo ofrece argumentos de peso, soslayando el agravio.
De ofrecer blogs al público lector debieran advertirle que su real edición queda subordinada al azúcar y las palmadas en el lomo que se se brinda a los caballos. Es decir, a la glorificación del logotipo clásico y sus contenidos.
Caso contrario, se te aplica una coz o la corneta no suena, y hasta el insinuado estandarte del logo se vuelve látigo...
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