RESPETAR LA VIDA HUMANA

Hay que enfocar cada medida que sancione este gobierno como un nuevo atentado contra la vida humana. La impronta criminal de los recortes salariales y sociales disparando el crecimiento abrumador de la pobreza en estos dos años kafkianos, de gran retroceso histórico y social, han esparcido la muerte entre los más afectados y desprotegidos. El miserable proyecto de ley suprimiendo el derecho de las mujeres a abortar, afecta a las famílias con pocos o nigún recurso, y a muchos médicos, expuestos a penas de cárcel, multas y expulsión de los servicios sanitarios. 

Mientras millones de habitantes de este país con seis de parados (muchos de ellos sin prestación alguna), comen gracias a la caridad, otros ni siquiera tienen donde dormir. Pronto los índices de salud pública, calidad de vida y tasa de mortalidad reflejarán el verdadero alcance de la criminalidad oficial, que afecta a uno de los territorios que llegó a exhibir la mayor esperanza de vida del planeta. La inminente subida de la luz, estimada en un 7%, se suma a los altos impuestos y tasas con que se acorrala a los asalariados médios, ya expoliados y bajo amenaza de precarización laboral, según autoriza la esclavista ley vigente.

A la penúria material de la inmensa mayoría de los ciudadanos, se agrega la zozobra emocional, afectando la salud y acortando la supervivencia de sus pobladores. 

Por último, voy a reiterar en las vísperas del nuevo año lo que sostengo desde hace mucho tiempo. Mientras esta banda de asesinos y ladrones maneje la cosa pública, la muerte seguirá avanzando indetenible. No corresponde culpar exclusivamente a Merkel ni a los acreedores de la deuda soberana, por intentar hacer de Europa un lodazal insolidario, quebrando las reglas de bienestar y democracia establecidas tras la Segunda Guerra Mundial. Los culpables están entre nosotros. Son aquellos que obedecen sin rechistar el nuevo curso aberrante, abanderándolo incluso. El PSOE tiene que ver con ello, pero sobre todo, el enemigo principal es hoy el Partido del Gobierno y su tropa en activo, no sólo en La Moncloa, sino operando en las Cortes, gobernaciones y alcaldías. Mientras puedan lanzar sus reales decretos asesinos, lo harán, caiga quien caiga.

Luego, aguardo que tengamos claro quiénes deben caer, para revertir de una vez por todas este destrozo productivo, social y moral que niega la vida humana.