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sábado, 28 de diciembre de 2013

LAS MISERIAS DEL CUARTO PODER


En el arrogante y miserable discurso de Rajoy ante los periodistas, estos últimos desempeñaron el rol que el disertante deseaba. En el tiempo de la ronda, las preguntas rezumaron cortedad y gran sumisión a la triste figura presidencial, y su larga ristra de mentiras, engaños, y feroces omisiones. 
Era la hora y el momento oportuno, para que el desplasmado e insensible espantajo, sufriera duro castigo de periodistas que representaran al pueblo. Pero, esta es la tragedia, los periodistas españoles, en su inmensa mayoría bailan al compás de sus medios. Quenes les pagan un sueldo en el país que lidera el paro en Europa y el mundo civilizado, por integrar mansos el pesebre oficial. 
Articulado durante estos treinta y cinco años, el sistema transicional formó periodistas poco ilustrados y mal cualificados en materia de agudeza. Gente entrenada para obedecer. Eso explica (así lo mencionan los franceses en un reciente documental sobre la monarquía española), el espeso montaje fabricando el héroe real, desde el molde de un crápula poco ejemplar, aupado por el dictador. 
Con los políticos ocurrió otro tanto. Desde Felipe González en adelante se glorificó a cada presidente de turno, proyectándole desde los medios un aura que terminó desvaneciéndose, a base de corruptelas, ebriedad de poder e ineficacia. Los supuestos méritos del pétreo y torvo Aznar (entregado en una forma u otra a las privatizaciones compulsivas y varias guerras), se le atribuyeron en proporción a los desaguisados de su predecesor; hoy destacado lobysta.
En catalunya y bajo el palio nacionalista de Jordi Pujol y otros carcamanes, se reprodujo el mecanismo semitotalitario de potenciar el voto a determinadas formaciones (CiU, PSC o ERC) con el agravante ligüístico, manipulado a todo tren. 
En la España global se contó, a tales fines, con la estrecha complicidad de los medios de prensa, radios, TV, y sus agentes activos; meros propagandistas adscritos al PP al PSOE o partidos autonómicos fuertes. Así llegamos, tras un período de falsa prosperidad y conquistas sociales de frágil naturaleza zapateril, a Rajoy, el peor y más nefasto de todos los mandatarios desde la muerte de Franco. 
No es de extrañar entonces que, pese a la crisis de tomo y lomo que padecen millones de españoles junto a la degradación constante de sus vidas, los engranajes del sistema sigan operando como si nada pasara. 
El comportamiento medroso y canalla de los periodistas que ayer acudieron a la comparecencia anual del sirviente de Merkel, los bancos y las multinacionales, brinda una de las claves de la postración moral y espiritual que aqueja a muchos ciudadanos de este país. Incapaces de distinguir ya entre lo bueno, lo malo y lo peor. 
Penosa señal inequívoca de que nuestro Cuarto Poder, de gran importancia en la estrategia de la dominación y lavado de cerebros, funciona en perfecta sintonía con los otros tres...

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