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martes, 17 de diciembre de 2013

LA SERPIENTE TOGADA


Que Bergoglio pase de Rouco Varela es buena noticia. Al presidente de la Conferencia Episcopal los ciudadanos españoles le deben, entre otras lacras, una derechización clerical retroactiva a los tiempos del franquismo. Él y sus clérigos de confianza impulsaron la estrategia de masas contra el aborto, la tregua con ETA que ensayó Zapatero -que en parte derrotó a ETA-, el casamiento homosexual y otras perversidades por el estilo. El retorno a la Iglesia cavernaria fue completada desde la pieza mediática de la Cadena Cope, promoviendo en los años 90 alo ex comunista Federico Jiménez Losantos, precursor del periodismo de extrema derecha, hoy dominante en los medios, a través de Sáenz De Buruaga, Nacho Villa, los de Intereconomía, y el impresentable de Onda Cero, Carlos Herrera; un chulito sevillano de tomo y lomo. Periódicos como el ABC, luego El Mundo y La Razón, reforzaron con su reaccionario plantel de propagandistas, esa corriente infecta, representada hoy desde el poder por la banda criminal del Partido Popular, la FAES de Aznar, y la tirona mediática Esperanza Aguirre.
A Rouco todos ellos le deben mucho. Fue el mentor espiritual de la nueva y tácita alianza Iglesia / Estado, que tan insensatamente favoreció el PSOE durante tres largas décadas, pese a figurar España, según la Ley Fundamental, como Estado Laico. Las excenciones tributarias de largo alcance, las gabelas concertadas destinadas a la educación en colegios del sector, y la inclusión optativa de los donativos a la Iglesia en las declaraciones de Hacienda, han reforzado su ahora debilitado poder, por el doble efecto de la tan terrena crisis y las estocadas de un papa latinoamericano que conoce a fondo la pobreza y a los pobres.
La gentuza purpurada como Rouco ama por sobre todas las cosas la riqueza de la pompa y el lujo ceremonial. Para ellos la pobreza y los pobres son un factor promocional, despojado de todo vestigio real; a pesar del bombo y platillos que destinan a Caritas. Con la Rodada del "papa vernáculo" (así lo bautizó Pedro J Ramirez en "El Mundo") a instancias del núcleo dominante en El Vaticano, la reacción pierde una pieza de importancia. Se veía venir desde hace meses el úkase, y por fin llegó, junto a los huevos que la serpiente togada deja en los nidos de la Conferencia y la Cope.

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