Es de destacar que alguien como el señor Marhuenda promueva "enseñar a las mujeres a no quedar embarazadas". En el colmo del absurdo, este lameculos de Rajoy (hay que tener estómago para abordar la faena), en su discurso antiabortista pretende enseñar a las mujeres aquello que compete a sus naturalezas, y capacidad plena de decisión. El empleo del término "embarazado", incluyendo al hombre, en lo que sólo compromete el cuerpo femenino-habida mención de sus tres hijas-, se relaciona con el propio afeminamiento, probablemente no asumido-al menos en público-, exceptuando providenciales maneras y gestos que corresponden a los de un mariposón.
Está claro que los machistas, en su gran mayoría movidos por el prejuicio de acuciantes temores subterráneos, intentan fugar de la propia pulsión homosexual. Y al director de "La Ración", frecuente tertuliano en medios de la derecha, vocero del gobierno y su presidente (otro que tal), le sobran tantos para jugar esa partida.
El mechón de cabello sobre la frente, mesado en gesto constante con especial delicadeza por finos dedos; el rostro lampiño, los arrebatos encocorados, propios de una diva, y la vocecilla algo melíflua, esgrimiendo perverso y disparatado argumentario en defensa de lo imposible, redondean la personalidad miserable de alguien que carece de moral social y principios éticos.
Cuando sus patrocinadores desaparezcan o cambien de títere, su voz y efigie se esfumarán para siempre del mapa. Siendo evocado cuando se trate de documentar personajes siniestros de una época infame.
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