Los
dislates de Cristóbal Montoro le han hecho célebre. No es el bufón de
nadie en este gobierno, sobrado de payasos siniestros, empezando por el
tristísimo e infame Mariano Rajoy, y terminando con el exaltado Wert, no
sin que antes desfilen con sus piruetas y desgracias ante el país
entero: Ana Mato, el carca MarCallo, Morenés, la Ana Pastorcita del
pesebre, que nada inventa; Sáenz
Santamaría, digna de adornar con su pequeña efigie en piedra, un jardín y
poco más; la Báñez, tonta del bote; Soria, un canario flauta y favorito
de las eléctricas, y Cañete, el millonario imbécil que nos recomienda
ingerir yogures caducados y bañarnos con agua fría, candidato a las
europeas. No olvido al mondo Guindos, agente local de las grandes
finanzas planetarias, y mucho menos a Gallardón. Cómo olvidar al magno
antiabortista y destructor de la justicia en España! La providencia de
una mala conciencia le llevó a perder pie en la escalera de su casa,
fracturándose dos costiillas. Eso tiene arreglo, él no. Tampoco nada
puede remediar en sus torpezas habituales Jorge Fernández Díaz, el
apologista de las concertinas y represor sine die. Vuelvo a Montoro y
sus números vivos, dignos de un oscuro teatro de variedades, de esos que
abundaban en la posguerra civil. Su empeño en amenazar colectivos y
fabular grandezas empleando voces y gestos del expresionismo alemán, sin
su dignidad artística, le convierten en personaje ejemplar de quienes
mandan hoy en España. Son quienes representan la voluntad expoliadora de
banqueros, empresarios y vulgares chorizos que exhiben su abierto
despotismo con los asalariados, y aquellos que buscan un trabajo.
Parecen sacados del franquismo más rancio, sin necesidad de cantar "Cara al Sol". Da igual, porque la música y las letras identifican el mismo discurso, prepotente y miserable; inmundo y canalla, que tan bien proyecta el picapedrero de la Hacienda Pública y perseguidor contumaz de socialistas. El delincuente que con el pretexto de "levantar" España, la hunde cada día un poco más.
Parecen sacados del franquismo más rancio, sin necesidad de cantar "Cara al Sol". Da igual, porque la música y las letras identifican el mismo discurso, prepotente y miserable; inmundo y canalla, que tan bien proyecta el picapedrero de la Hacienda Pública y perseguidor contumaz de socialistas. El delincuente que con el pretexto de "levantar" España, la hunde cada día un poco más.
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