Los palestinos cargan sus muertos mientras la masacre arrecia.
En la jornada de Reyes, Pilar Rahola nos obsequia otro de sus dudosos frescos modernistas, embelleciendo una vez más las masacres israelíes.
De su machacón bando, me interesa destacar esa pretendida ambigüedad que enmascara la convalidación de injusticias, sin atreverse a desvelar de una vez por todas la servidumbre a causas que poco tienen que ver con el respeto por la vida humana.
Reitero una vez más mi respaldo incondicional a la razón de existir del Estado de Israel. Eso incluye el derecho a defenderse, sin convalidar en absoluto ataques como el actual, con el pretexto de destruir a Hamás.
En cambio, Rahola lo justifica como reacción ante los proyectiles que impactan al Estado judío del otro lado de la frontera, abastecidos desde los túneles subterráneos con Egipto. O sea, finge no entender la monstruosa desproporción entre unas y otras agresiones.
Según el baremo asumido de facto por esta criatura circense, si tu me escupes un ojo, yo te arranco los dos. Si me quiebras un brazo te convierto en sucesor del Johnny que perdió su fusil.
Si decides matar a mi perro, diezmo a tu familia y si te cebas con la mía arraso el vecindario en el que vives, liquidando uno por uno a tus parientes allí dónde estén.
Es la táctica que aplica el Alto Mando israelí desde hace tiempo, sin que los palestinos caigan de rodillas ni por ello cuelguen a sus propios asesinos. Los cien mil palestinos refugiados en campamentos libaneses no podrán hacerlo. Tampoco los 650 civiles muertos y los 2000 heridos que cosechó una luctuosa escalada que no respeta ni a los locales de la ONU, repletos de refugiados.
Rahola pasa por alto esta bestial desproporción entre medios, métodos, víctimas, y evidentes resultados.
En su párrafo final, publicado hoy en su reducto de "La Vanguardia", la catalano sionista (por vocación nada libre de sospecha) señala, tras criticar a la "izquierda gritona" que apoya a los palestinos:
"Lo que ocurre en Gaza es trágico. Pero no empezó con la incursión de Israel. Y cargar todas las culpas contra Israel es cómodo y es simple, pero no sirve de nada. Porqué el principal enemigo del pueblo palestino palpita en su interior".
Bien. Si lo que ocurre en Gaza es trágico, es trágico... ¿para quién?
En lo inmediato no para la integridad del pueblo hebreo ni para Pilar Rahola, sino para los hambreados palestinos. Justamente, el ataque genocida se basa en la teoría del enemigo que palpita en su interior, y hay que eliminar a cualquier coste sin medirlo en vidas humanas.
La conclusión y el método empleado con el enemigo interior de los palestinos, me recuerdan los de la última dictadura militar argentina. Para sus monstruos, el enemigo terrorista se había infiltrado en el cuerpo social, de forma tal que era preciso extirparlo de cuajo, saldando el coste humano en 30.000 cadáveres...
Rahola aparta de sí cualquier semejanza con horrores ajenos, deplorando formalmente los muertos, la guerra y la madre que la parió (no a ella, of course), pero justifica tramo a tramo la respuesta brutal de Israel, sin precedentes en las dos últimas décadas.
La previa mención de Amos Oz y su rechazo al método empleado cómo reaseguro para su patria, encuentra un eco desdibujado torticeramente en el artículo, al sustituir la contundencia del declarante por una amistosa reflexión sobre la crítica mundial que lloverá contra Israel por sus acciones.
Otros maquillajes de su verdadera intención, incorporan ad libitum, al profesor Joan B. Cullá y el columnista israelí Hari Shavit, de quién incluso se permite discrepar con levedad empleando la demagogia.
Donde el reaccionarismo asoma con meridiana claridad es cuando aborda las "pornográficas" (sic) manifestaciones de izquierda antiisraelíes en las calles de Barcelona. Las mismas no condenan a Hamás ni al terrorismo que amenaza a Israel. Y esto es verdad. Sería la única del artículo, si no la empañara el hecho de que, las movilizaciones izquierdistas que en España y toda Europa se realizan contra esta estrategia de tierra arrasada tinta en sangre palestina, apuntan a respaldar a los pobladores que aún la habitan, exigiendo el cese de los devastadores ataques.
No es posible repudiar la ofensiva israelí y al integrismo de Hamás en simultáneo. Antes que nada en preciso detener la evidente masacre.
El que las manifestaciones no sirvan para nada lo dice ella, pontificando desde su atalaya de marfil la prepotencia y soberbia israelíes -que en nada ayuda a su Estado- ante la opinión pública mundial.
La dura realidad es inversamente proporcional a semejante estimación.
Hasta hoy, es la vieja estrategia de contragolpe y sangrienta demolición cimentando la desconfianza, el tema que radicalizó a los palestinos. La penosa realidad de Hamás no brota de los vapores neblinosos de Transilvania. En cambio, a los líderes judíos que han propiciado los resultados de esta competencia desigual, basada en el ojo por ojos y diente por cabezas, les apetece la sangre, y lo están demostrando.
Frente a esa política, condenada expresamente por el mundo civilizado, los agentes sionistas, por vocación, por dinero, viajes o lo qué sea, llevan las de perder. Pilar Rahola es quién mejor lo entiende, sin poder remediar esa ancestral tendencia (así lo demuestra su meliflua defensa de lo indefendible), procedimiento que la lleva a tirar para el monte, como las cabras, y algunos cabrones.
Subiendo la resbalosa y empinada cuesta, Barack Obama no se ha quedado atrás, al sostener que era preciso tener un Presidente y no dos, al abordar un tema tan delicado.
Entre Poncius Pilatus, y este negro que piensa como un blanco, tan sólo media la nueva corporización del viejo símbolo prescindente legado por la Historia...
1 comentario:
Joan, te has lucido. ¡Qué demagogia! Y, sobretodo, ¡qué cantidad de prejuicios! Yo estoy con el artículo de Rahola, y no solo. Es decir, Rahola me ha aportado otro punto de vista, que considero necesario, para no caer en el maniqueismo y en el prejuicio. Lo siento, pero creo que lo que escribes está cargado de prejuicio y de odio antiisraelí.
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