Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

jueves, 22 de enero de 2009

EL TESORO RECUPERADO

Y la de un gran libro...
El vasco Jesús de Galindez cimentó mi pasión por la historia contemporánea y la de América Latina, a través de este texto, devorado con especial interés a los trece años.
En el verano austral de 1957 papá lo trajo a casa. Era un best seller de la época en la Argentina posperonista. Por entonces el dictador Trujillo reinaba en la República Dominicana, y su huésped era nada menos que el exiliado Juan Perón.
Seguramente, el éxito de ventas de esta edición de blanda cubierta y papel de modesto gramaje, se basaba en la asociación de ideas vinculando al "tirano depuesto", cómo le llamaban los vencedores del ´55, con el generalísimo matarife de uniformes pomposos, piel cetrina y ojos de hielo.
A mí, el trabajo de Galindez me conmovió para siempre. Recuperar esa primera edición del ´57, medio siglo después en una librería de Buenos Aires, fue uno de esos placeres evocadores que marcan cierta dicha en la vejez, al recordarnos primeras pasiones.
El ejemplar está cachuzo, pero aún así se deja leer tan fácilmente como antes.
Desde entonces lo he repasado tres veces, sin perderme una coma ni un solo punto.
El vasco, antiguo republicano del PNV y exiliado tras la Guerra Civil, metía pólvora en los renglones al denunciar con pelos y señales la vida, obra y crímenes del sátrapa, dentro y fuera de la Dominicana.
Su posterior asesinato, tras el tenebroso secuestro neoyorquino, y el viaje drogado al tormento y la muerte en la isla, lo escribieron otros.
Pero el libro estaba hecho, y con el tiempo, la denuncia en llaga viva de un régimen atroz aceleró su propia caída. Rafael Leónidas Trujillo Molina, virtual herencia de una invasión yanqui, murió acribillado a balazos por sus propios secuaces en un nocturno cruce de caminos.
Si bien el país tardó en llegar a la democracia plena, los sucesores del benefactor no llegaron a igualarle en despotismo y cierta popularidad, basada en el miedo y la demagogia.
Uno de los primeros ejemplares que documenta su era, sigue siendo para mí materia de lectura y consulta. Don Jesús me hizo odiar temprano a los dictadores, impulsándome a respetar el valor de los hombres en circunstancias difíciles.
A él, le sobraba valor.
Por eso le mataron. Y es por eso mismo que sigue viviendo...

No hay comentarios: