Peligrosamente idéntico al "Joker", el señor de la foto nos suicidó ayer noche, en cada respuesta.
En "Tengo una pregunta para usted", ZP brindó en la víspera sus ocurrencias a 44 asistentes, entre el centenar que colmaba el escenario de este espacio en TV1, conducido por Lorenzo Milá.
No tengo palabras para definir la hondura de mi estupor ante la frivolidad conceptual de este Presidente; enfático en sus amables réplicas. A tenor de las mismas, se diría que esta crisis no es más que un sueño, tan aséptico como su momentánea conversión en pesadilla.
Dentro de un año, cuando según él remontemos tan mal instante, sonreiremos aliviados en cualquier esquina... junto a nuestra familia en harapos, o desde las noches que pasemos en cajeros automáticos, alimentados gracias a los cubos de la basura, Caritas o algún viandante compasivo.
Por ahora más de 800.000 familias viven del aire, el sol y la lluvia. Unas bajo techo y otras bajo las estrellas o poco menos.
Creo que el Presidente socialista erró el tiro en su previsión del pleno empleo. Esto en realidad, va camino a constituirse en pleno desempleo. Ante la perspectiva negra de la economía española, continúa el hombre desnudando esa sonrisa todoterreno, que cada vez más suena a burla siniestra. Entre tanto su adlater, señor Solbes, prosigue entregándonos la inconmovible bonhomia, al deslizarnos pronósticos en los que ya no cabe el optimismo.
Esa receta no funciona sin prontas medidas que paren la cangrena del cuerpo social y la esfera económica.
Sonrisas a pleno o buena voluntad; pronósticos de bonanza que penden como el ahorcado en la soga, y una cara dura a prueba de catástrofes. Esa es la objetiva respuesta de ZP. Con cada mentira nos entrega una carta, igual que el "Joker" tras la habitual tropelía.
Según las sirve en el tapete, van asomando los mensajes; optimistas en apariencia, fatídicos en realidad.
La crisis es global; sus reflejos nacionales son más de lo mismo. Las armas que vendemos a ciertos países (entre ellos Israel) no se utilizaron en Gaza. A los bancos no se les regaló un céntimo. España volverá a crecer y todos, absolutamente todos. seremos felices y comeremos perdices.
A su vez, y eso no lo dice, nos comerán los gusanos cuando estemos bajo tierra, circunstancia a la que nos arrima día a día desde hace más de un año la manifiesta incapacidad de este Gobierno, carente de cerebros realistas y talentos prácticos.
Lo peor de esta burla -en la que se incluyó anoche la pirueta sentimental del empleo público a la víctima del síndrome de Dawn, justa aunque demagógica en la intención- es que la sociedad no reacciona. Sin duda cuesta adaptarse a la idea de vivir peor que antes, más aún si nunca recordamos haber vivido mal. ZP, sus ministros y partidarios reflejan palmariamente ese estado de ánimo. Son apenas una fracción, y menguante, según anuncia el barómetro de población activa.
Muy pronto esta sociedad se dividirá entre ocupados y desocupados. La fractura de la sociedad civil española parece servida en tal perspectiva. Ante ella, el riesgo de tercermundización por parte de la que fuera octava potencia mundial despunta en el horizonte. A menos que el Gobierno reaccione adoptando una política que frene esa tendencia, o las elecciones anticipadas abran el mazo de cartas que hoy controla el poder, con el auxilio de una oposición claramente insuficiente.
No son las cartas del comic, aunque tanto se asemejen unas y otras...
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