Mi próximo libro lo protagoniza mi "Detective en Hollywood". La nueva trama inaugura el calendario de 1940, fundiendo crímenes e intrigas a la Historia. Ya tengo el tema concreto que protagoniza este private eye poco convencional: hombre que, mientras desvela tramas se investiga a sí mismo, algo infrecuente en la novela negra, aunque habitual en mi propia vida.
Raymond Chandler proyectaba en Marlowe lo que hubiera querido ser. Más sincero fue Dashiell Hammet en relación con Sam Spade. Ross MacDonald con su Lew Archer sumó cierta dosis psicológica al género. Salvando trazos de idealización poco evitables, escojo ahondar la ruta de los dos últimos maestros, sin obviar el talento del primero. Otras influencias recalan en los torrentes visionados de Cine Negro alemán, francés, nortemericano y etc. Pocos han leído mis dos primeros libros de la saga, editada en Kindle. Lo siento por ellos. Para muchos, leer y pensar se han vuelto un coñazo.
Yo disfruto enormemente escribiéndolos, para luego leerlos con deleite. Antes faltaban en mi biblioteca. Ahora la embellecen. Algunos diràn que voy sobrado de ego. Para nada, señores y señoras. Sí de legìtimo orgullo por entregar a los renglones lo mejor de mì pasión y experiencias. La humildad es un patrimonio que puede justificarse con talento y esfuerzo. En cualquier escritor son valores de peso, aunque los lectores no abunden. A menudo, la fama pertenece a la moda y sus tiempos. Eso sí, creo, es el verdadero coñazo, al restarte cierto anonimato necesario para imaginar mejor.
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